Ecos del pasado (V) - Sin limites - Relatos Eróticos

Ecos del pasado (V) - Sin limites

... ese momento sentí su mano tocando mi culo por debajo de la falda, apartando el tanga y recorriendo la hendidura de mis nalgas. Delicadamente, con las yemas de los dedos acariciaba mi estrecho orificio que aún continuaba virgen. Gemí y me apreté aún más contra su cuerpo. Me puse de puntillas para que alcanzase mejor y pise sus zapatos con mis plataformas, ganando los centímetros necesarios para que su pulgar me penetrase. Un grito escapó de mis labios. Cerré los ojos y dejé que todo mi ser se perdiera en sus caricias. Muy lentamente estimulaba mi ano, doblegando la resistencia, entrando y saliendo suavemente con su dedo, mientras con el índice y anular se introducían en mi húmedo sexo. Tragué saliva y ahogue gemidos a la vez que sus dedos se hundían cada vez más. No pude evitar temblar y estremecerme. Tense mis piernas y me corría, atrapando su mano en mi intimidad. Fue un orgasmo calmado. intimo, había aprendido a alargarlos, de forma que me devorasen poco a poco, al ritmo de las habilidades de Pablo. Tardé varias estrofas de la canción en recobrarme aferrada a su brazo que me sostenía. Luego me giré y le besé, mientras mi mano se deslizaba dentro de su pantalón y rozaba su sexo duro y húmedo. Le dije al oído

Te prometo que luego mis labios serán todo tuyos. Ten un poco de paciencia.

Al terminar el concierto, esperamos a que la gente fuera desalojando, y seguimos la dirección contraria. Subimos hasta el primer anillo de gradas y buscamos la zona más alejada y oscura. ...

... Aún quedaba alguien, pero nos dio igual. Pablo se sentó, le desabroche el pantalón y le hice una mamada empleando solo la lengua y los labios. El decía que tenia un don especial y quería saber hasta donde era capaz de llegar sin tener su pene llenando mi paladar. Note como sus dedos se enredaban en mi pelo, y me empujaban hacia él para que me tragara su sexo. Le miré y relajó la presión sobre mi nuca apartando sus manos. Era todo mío y me empleé a fondo. Le besaba y lamía desde la base hasta la punta, y me detenía en su glande acariciándolo con mis labios y rozándolo con la lengua. Estaba muy caliente. Sentí como crecía su excitación, suspiraba profundamente. Alcé la mirada y vi en sus ojos clavados en mis pupilas que se iba a correr. Gimió y mis labios entreabiertos sintieron la calidez de su esencia. Abrí la boca y saqué la lengua. Con la punta de su pene apoyado sobre ella noté como su miembro palpitaba y eyaculaba, Su sabor inundó mi paladar. Pablo gemía y se aferraba al asiento. Sujete su sexo con mi mano y le masturbé lentamente, al ritmo de cada descarga. El no apartaba la vista de mi rostro, le excitaba verme vaciándole entre mis labios y llenando mi boca con su esencia. La corrida fue abundante y parte acabo sobre mi cara y mis ojos. Tragué su espeso semen e introduje su pene en mi boca, succionando los últimos latidos de su sexo.

Oí el bullicio de la gente a mi espalda cerca de nosotros, debían de ser los rezagados bajando del segundo anfiteatro. No podía ver bien, ...