1. El día que me senté en la primera fila


    Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos

    EL DÍA QUE ME SENTÉ EN LA PRIMERA FILA
    
    Capítulo 1:
    
    ADVERTENCIA: El único fin de esta obra es el entretenimiento, los hechos narrados aquí no pretenden indicar ser un modelo de conducta apropiado. DEBES DE COMPORTARTE DE ACUERDO CON LO QUE DICTAN LAS LEYES JURIDICAS Y MORALES CORRECTAS DE LA SOCIEDAD. Dicho lo anterior, por favor, que ciertas fantasías que puedas tener no rebasen los límites de la imaginación, para que dentro de los mismos puedas soñar lo que desees.
    
    Espero que mi historia te sirva para masturbarte, por mi parte como escritora me ayudaría que escribieras críticas y observaciones para mejorar, como también soy cachonda y ¿puta? Sería grato recibir notas sobre los personajes, fantasías que te provocaron, que deberían hacer o no, su actuar o vestimenta, escenarios, etc., no para cambiar el rumbo de la historia, ¿o sí?, sino porque me gusta masturbarme con las historias de los lectores cuando ultrajan a mis personajes y se involucran con ellos.
    
    GENERO: MAESTRAS
    
    —Güey, no mames... ¿ya viste cómo camina la profe Laura? —soltó uno de los alumnos, con los ojos clavados en el pasillo.
    
    —No chingues, claro que sí —respondió otro, soltando una risa baja—. Esas nalgas parecen tener vida propia. Cada paso que da... puta madre, me dan ganas de hincarme detrás y no parar de darle hasta que grite.
    
    —¡No mames! Ese culo es de los que se comen, güey. Grandote, carnoso, redondito... como si estuviera hecho pa’ rebotar encima de una verga. Se me para con ...
    ... solo verla pasar.
    
    —¿Y las tetas? ¡Las tetas, cabrón! Esas madres son una locura. Siempre trae esos brassieres bien chingones, de encaje, que apenas las detienen. Cuando camina, se le mueven cabrón... parecen estar pidiendo que se las chupes.
    
    —El otro día se agachó junto a mi banca y te juro que casi me vengo. Le vi hasta el alma por ese escote, y traía perfume... de esos caros, que te dan ganas de quedarte pegado a su cuello.
    
    —No sé cómo el profe Andrés no se la coge todo el día. O bueno... quién sabe si sí lo hace. Pero yo, si fuera él, no saldría de entre esas piernas. Pinche mujer está hecha para pecar.
    
    El salón de 3°B olía a desinfectante barato y calor atrapado. Los ventiladores del techo giraban sin convicción, apenas moviendo el aire húmedo de la mañana. Era jueves, segunda hora, y el aula estaba a media luz, con las persianas bajas. Leo se sentó en la primera fila, justo frente al escritorio de la profesora Laura Sandoval. Llevaba días esperando ese lugar. Lo había planeado.
    
    Laura entró con el cabello recogido en un chongo despeinado y un termo de café en la mano. Llevaba una blusa blanca entallada, tan delgada que dejaba adivinar el encaje de un sostén rosa pálido, translúcido, donde sus pezones oscuros se marcaban con descaro. Bajo la cintura, unos leggins negros de algodón le abrazaban el cuerpo como una segunda piel, remarcando la redondez perfecta de sus caderas y el rebote sutil de sus nalgas con cada paso.
    
    Desde el fondo del salón se escucharon ...
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