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El día que me senté en la primera fila
Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos
... murmullos entre risas: —No mames, ¿ya viste el culo de la profe? —Se le nota todo... hasta la tanga, güey. —Esa mujer viene a dar clases o a calentar cabrones. —Yo le vi el sostén hoy... de encaje rosa, se le transparenta con la blusa, cabrón. —Pinches chichis se le rebotan con cada paso, no sé cómo no la corren. —¿Y viste cuando se agacha? Te juro que hoy casi se le sale una teta. Las carcajadas fueron apagadas, ansiosas, como si supieran que estaban diciendo algo prohibido... pero delicioso. Laura fingía no oír, o tal vez no le importaba. Caminaba hasta el escritorio con su andar suelto, maternal, completamente ajena —o no tanto— al efecto que causaba. Cada movimiento suyo era una provocación involuntaria que electrizaba el ambiente del aula. —Buenos días, mis niños —dijo con una sonrisa maternal—. Hoy vamos a hablar del Porfiriato, pero primero... ¿quién hizo la tarea? —Se me olvidó en la casa, profe, pero sí la hice —dijo uno, rascándose la nuca con fingido arrepentimiento. —Yo la dejé en la mochila... pero en la otra mochila, la del gym —soltó otro, riendo nervioso. —Es que mi hermanito se enfermó, profe... y mi mamá no me dejó hacer nada —añadió una chica, mientras bajaba la cabeza. Leo escuchaba todo como en un segundo plano. Su atención no estaba en las excusas, sino en Laura. Desde su lugar, la tela negra del leggin parecía abrirse como una hendidura deliciosa entre las nalgas redondas, carnosas, marcadas por una tanga color vino que le ...
... delineaba cada pliegue. Cuando ella se inclinó para sacar libros de su bolso, el escote de la blusa se desacomodó lo justo para dejar ver el encaje del sostén rosa, tenso, pegado a la piel húmeda. Las gotas de sudor bajaban por el canal entre sus senos, resbalando lentamente. Leo sintió que el tiempo se detenía. Cada detalle lo absorbía como una hipnosis: el rebote imperceptible de los pechos, el aroma floral que llegaba desde su cuello, el leve temblor de los muslos cuando ella se acomodaba. "Si se agacha un poco más... la veo completa", pensó, con el corazón latiendo en su verga como un tambor. "¿Sabrá lo que provoca? ¿Le gusta? ¿Lo hace a propósito... por mí?" —Leo, ¿me ayudas con las hojas de participación, por fa? Están en mi bolsa —le dijo, señalando con un gesto suave. —¡Mira nomás! Hasta parece su novio —bromeó uno de los chicos, lo suficientemente alto para que todos lo oyeran. Laura se giró con una ceja levantada, sin perder la sonrisa. —A ver, caballeros... esos comentarios están de más —dijo con voz dulce, pero firme, alzando la voz justo lo necesario para imponer orden sin perder la calidez—. No me digan que en pleno siglo XXI seguimos con esas bromitas machistas. ¿De verdad creen que una mujer no puede ser respetada solo porque se ve bien o decide vestirse como le gusta? El feminismo no se trata de odiar a los hombres, se trata de que todas —todas— podamos caminar, enseñar, vivir... sin que se nos sexualice por respirar. Puso una mano en la ...