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El día que me senté en la primera fila
Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos
... Pero hace un rato tenía la lengua de otro alumno dentro de mí. ¿Tú también me lo harías...?" El pensamiento la sacudió. "No, no pienses eso. Pero... ¿y si me miran distinto? ¿Y si alguien lo intuye?" Y pese a todo, el calor entre las piernas seguía vivo, palpitante. Esa mezcla de culpa y adrenalina la hacía sentir más viva que nunca." Mientras avanzaba, saludó con una sonrisa profesional a un par de maestros que pasaban junto a ella. Uno de ellos le guiñó un ojo, y ella devolvió el gesto con una risa ligera. Un grupo de alumnos la saludó también; ella alzó la mano, serena, aunque por dentro su mente aún revivía la sensación de los dedos de Leo empujando dentro de ella lo que él mismo acababa de dejar. El aire del pasillo parecía más frío contra su piel aún sensible. Su blusa cubría, pero no ocultaba del todo el endurecimiento de sus pezones. Caminó con la cabeza en alto, como siempre, pero con la deliciosa tensión de saber lo que ocultaba bajo la ropa. Llegó finalmente a su siguiente salón. Abrió la puerta, respiró hondo, y entró con la compostura impecable de una maestra dedicada. Aunque por dentro, aún vibraba como una puta recién usada. Los alumnos exponían al frente del aula, leyendo con voz monótona sobre las causas de la Revolución Francesa. —Y entonces, debido al aumento de impuestos y la desigualdad social... —recitaba uno de ellos mientras apuntaba una línea en la diapositiva. Laura asentía desde su escritorio, las piernas cruzadas, la blusa ...
... perfectamente abotonada aunque sus pezones seguían erguidos debajo de la tela delgada. Fingía atención, pero su mente estaba en otro sitio, en otro cuerpo, en otro tiempo... Se imaginaba con el vientre redondo, los pechos aún más grandes, hinchados de leche. Las areolas oscuras, los pezones sensibles, rozando la tela de un vestido ajustado. Sentía un cosquilleo entre las piernas solo de imaginarlo. Su cuerpo de mujer fecundada, marcada, llena, vibraba en su imaginación con cada latido de su vientre imaginario. Se veía caminando por los pasillos de la escuela con una mano acariciando su barriga redonda, los pechos desbordando, tensos de leche, el pezón apenas contenido por el sujetador empapado. Sentía las miradas, las fantasías ajenas, pero sobre todo, su poder: el de una hembra llena, invadida, fértil. El paso lento, las caderas más anchas, la piel más sensible... todo en ella gritaba maternidad obscena, deseo llevado al extremo de lo natural. Su mente se encendía con la imagen de Leo acariciando su vientre desde abajo, besando su ombligo y sus pechos, murmurando "ahí dentro está lo que hicimos" mientras su verga la volvía a abrir, lenta, firme, como si la reclamara una vez más. —...la toma de la Bastilla fue un símbolo del hartazgo del pueblo... —continuó otro alumno, sin notar que la mirada de Laura estaba fija en el vacío. "¿Y si ya lo estoy...?", pensó, apretando los muslos discretamente. "¿Y si esa corrida suya me llenó... si ahora estoy criando dentro de mí a ...