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El día que me senté en la primera fila
Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos
... quien alimenta a un amante perdido. Sus lenguas se buscaron con desesperación mientras sus cuerpos se apretaban cada vez más. Con manos temblorosas pero firmes, él le levantó la blusa hasta sacársela por completo. Laura no se resistió. Su sostén era del mismo encaje rosa pálido, húmedo ya en los bordes, moldeando unos senos grandes, suaves, que rebotaban al menor roce. Los tirantes eran delgados, apenas sostenían el peso que parecía suplicar ser liberado. Laura caminó hacia la puerta con pasos que no disimulaban su intención: había en su andar la cadencia de una hembra en celo, segura del deseo que provocaba. Eran las 10 de la mañana, pero el aula ya estaba sumida en una penumbra cómplice. Al llegar, giró el seguro con un clic firme. Se asomó por la ventana, con la respiración contenida; no había nadie. Cerró lentamente las persianas restantes, como si se desvistiera ante el salón mismo, y en cuanto el último rayo de luz fue devorado por la sombra, giró sobre sus talones. Volvió a Leo con una carrera sensual, casi juguetona. Sus senos brincaban bajo el encaje húmedo, moviéndose como si celebraran cada paso. Sonreía, con una chispa peligrosa en los ojos, y al llegar hasta él, lo abrazó por el cuello con un movimiento fluido, apretando su cuerpo al de él. —Ahora sí, mi niño... ya nadie puede interrumpirnos —susurró, rozando su nariz con la de él. Leo sonrió, fascinado por la visión de esa mujer que lo abrazaba como una loba hambrienta. —Estás tan rica, ...
... profe... —jadeó, acariciándole la espalda por debajo de la blusa. —¿Y eso te enseñé yo? —bromeó ella, bajando una mano hasta su cintura—. A hablarle así a tu maestra... —No... eso me lo enseñó tu cuerpo. Desde el primer día. Laura rio bajito, y lo besó cerca del oído, con la lengua húmeda y provocadora. Leo deslizó los dedos por su espalda hasta desabrocharlo. El sostén cayó, revelando unos pezones oscuros, hinchados, duros de deseo. Laura tomó su rostro con ambas manos, lo atrajo hacia su pecho y lo guió, casi con ternura perversa. —Ven, mi amor... —susurró—. Tómalo... como si fuera tuyo desde siempre. Leo rodeó con los labios uno de sus pezones, succionando con ansias. Ella gimió, enroscando los dedos en su cabello. —Profe... —murmuró él entre succiones húmedas—. ¿Me sigue explicando... por qué no debemos sexualizarla...? Slurp... mmmhh... Laura soltó una risa ahogada, que se convirtió en un jadeo tembloroso cuando él atrapó con más fuerza el pezón entre sus labios. Su cuerpo se arqueó contra la madera fría, los muslos apretados, el vientre tenso. —Mmmhh... con ese topcito de encaje, profe... ¿cómo espera que no la mire así? —murmuró Leo con la boca aún sobre su pecho, dejando un rastro húmedo al deslizar la lengua alrededor del pezón—. Slurp... slurp... —Aahhh... —jadeó Laura, temblando—. Porque una mujer... puede vestirse como quiera... sin que eso signifique... que está ofreciendo su cuerpo... Leo rió bajo, con una travesura peligrosa en la ...