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El día que me senté en la primera fila
Fecha: 01/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: SraFernanda, Fuente: TodoRelatos
... la voz entre un gemido suave y un ronroneo. —Ay, mi niño... eres un descarado —susurró Laura, mientras la mano de Leo ya acariciaba con descaro la curva de sus nalgas, apretándolas suavemente a través de la tela. Su respiración se agitó, y no hizo nada por detenerlo. —Profe... —dijo Leo, bajando la voz—. No puedo dejar de pensar en usted... ni un segundo. Laura cerró los ojos un instante, saboreando esa confesión con el cuerpo tenso de deseo. Pero una voz interna la pinchó como una aguja. Se giró levemente y lo miró con una mezcla de ternura y picardía. —No deberías estar así conmigo... no después de todo mi discurso feminista frente a tus amigos —dijo en un susurro cálido, rozando sus labios con los de él sin llegar a besarlo. Pero por dentro, ardía. "¿Qué clase de mujer soy si me dejo tocar por un alumno de segundo año de secundaria? ¿Y por qué me excita tanto? ¿Por qué me mojo con solo oírlo llamarme 'mi profe'?" Leo deslizó la mano por su entrepierna, sintiéndola tibia, palpitante, apenas cubierta por el algodón del leggin. Laura jadeó, apoyando la frente contra su pecho. —Mi niño... no sabes lo que me haces sentir —murmuró, con un tono que oscilaba entre lo maternal y lo rendido—. Me haces olvidar quién soy... —Yo sí sé quién es usted —dijo él—. Es mía. Y la voy a cuidar... aunque sea solo aquí, en este salón. Laura sonrió, abriendo las piernas apenas un poco más, sintiendo el calor húmedo que se acumulaba entre ellas. Su cuerpo temblaba ...
... ligeramente mientras Leo bajaba la mano por su vientre y acariciaba por encima de la tela tensa de su leggin. Sus dedos encontraban el contorno de su sexo palpitante, y ella, en lugar de detenerlo, se inclinó hacia él con una ternura casi obscena. —Ay, mi niño... —susurró, mientras acariciaba su mejilla con los dedos suaves, como si lo arrullara—. Te portas tan mal... pero tan rico... Leo besó su cuello, succionando con hambre el rastro de sudor que bajaba lento. —Eres tan puta cuando me hablas así —murmuró, jadeando. Laura soltó una risa bajita, mezcla de gozo, travesura y rendición. —¿Y tú no? Tocándome como si me hubieras pagado... —Es que no puedo dejar de pensar en tu cuerpo, en esa boquita diciéndome que estudie mientras me provocas con esa ropa... —Shhh... —lo interrumpió, llevando su mano hasta el centro exacto de su entrepierna—. Ya hablaste mucho, ahora quiero sentir cuánto aprendiste. Enséñame como si fueras mi mejor alumno, ¿sí? Ella gemía bajito, apretando los muslos en un gesto inconsciente de deseo. Por dentro, su mente se debatía: "¿Y mi autoridad? ¿Y mi discurso feminista? ¿Y si alguien entra?" Pero nada importaba ya. Estaba húmeda, dispuesta, encendida. Ese niño grande que la tocaba como si fuera suya también la hacía sentirse más mujer que nunca. Leo la besó con hambre, primero en la comisura de los labios, luego directo en la boca, con la lengua tibia y decidida. Ella abrió los labios, lo dejó entrar, saboreándolo con la dulzura de ...