1. Confesión: el inicio de mi exhibicionismo


    Fecha: 03/10/2025, Categorías: Confesiones Autor: ExpuestaFem, Fuente: TodoRelatos

    ... del probador con las piernas abiertas. No me toqué. Solo respiré hondo. Estaba empapada. El top se pegaba a mis pezones marcados, la falda a mi vulva húmeda. Me sentía descarada y dulce al mismo tiempo. No podía dejar de pensar en su cara, en cómo me miró, en cómo yo la dejé mirar.
    
    Salí de la tienda más mojada de lo que entré. La falda me rozaba la vulva húmeda, y el roce me enloquecía. Me sentía radiante. Una puta elegante, sin dueño, sin culpa. Cada paso que daba era una invitación. Cada cruce de piernas era un acto político. Y esa energía me envolvía. La gente lo sentía. Lo olía. Lo deseaba.
    
    Pagué las prendas sin mirar atrás. Caminé sin rumbo durante horas. Mi cuerpo era el espectáculo. El aire, el escenario. Sabía que esa noche no podía simplemente volver a casa.
    
    Necesitaba más.
    
    Por eso decidí terminar el día yendo a una discoteca. Sola.
    
    Volví a casa con el corazón latiendo fuerte, con el cuerpo ardiendo. Me tumbé en la cama un momento, aún vestida, y apreté los muslos. Cerré los ojos. Me toqué por encima de la falda… y supe que esa noche iba a ser diferente.
    
    Me duché con calma. Me perfumé entre los senos, detrás de las rodillas, entre las piernas. Luego me senté frente al espejo. Me até dos tiras anchas de cinta negra en forma de cruz sobre los pezones. Un gesto provocador. Como si en vez de cubrir, señalara lo prohibido.
    
    Me puse el top transparente, dejando que se adhiriera a mi piel húmeda. Después, la falda de cuero sin bragas. El roce era ...
    ... eléctrico. Mis botas de tacón negro hasta la pantorrilla cerraban el look. Me solté el pelo, me pinté los labios y me miré de nuevo al espejo.
    
    Estaba lista.
    
    Esa noche… yo sería mi propio espectáculo.
    
    Tomé el taxi con las piernas cruzadas, la piel erizada, el corazón bombeando con fuerza. El cuero de la minifalda se pegaba a mi piel desnuda, cada movimiento generaba un leve sonido, como un suspiro de anticipación. No podía dejar de pensar en lo que estaba haciendo. En cómo iba vestida. En lo fácil que sería que todo terminara mal.
    
    Y sin embargo… deseaba que terminara aún peor.
    
    Al bajar del coche, el aire de la noche me acarició las piernas. Había cola, pero yo pasé al frente. El portero me miró de arriba abajo. Su mirada se detuvo un instante en mi pecho, en los pezones oscuros que se marcaban claramente bajo la tela transparente del top. No dijo nada. Solo me hizo un gesto con la cabeza. Pasé.
    
    Dentro, la música me envolvió como una ola caliente. La pista estaba llena de cuerpos sudorosos, las luces estroboscópicas dibujaban siluetas sueltas en la oscuridad. Me abrí paso entre la gente, sintiendo cómo las miradas se pegaban a mí como manos. Algunos hombres me decían cosas al oído. Uno murmuró “puta rica” con la voz ronca. No respondí. Solo sonreí.
    
    Me pedí una copa y me fui al centro de la pista.
    
    Quería que me vieran. Quería que desearan follarme allí mismo.
    
    Empecé a bailar. Sola. Lenta. Sensual. Mis manos recorrían mi cuerpo como si no me perteneciera. ...
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