1. Mi hermana novicia y mi tía monja


    Fecha: 11/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Viejo Intrepido, Fuente: TodoRelatos

    ... siguiente con un mínimo de ánimo, habiendo descansado y tomado algún alimento, no fuesen a tener un desmayo y resultase aun mayor la amargura del momento de despedir los restos de mi padre. Se negaron en redondo, y tuvimos que pasar la noche en duermevela en la sala de espera del tanatorio, lógicamente sin ducharnos ni cambiarnos de ropa.
    
    Al día siguiente tras la misa que fue oficiada por el hermano sacerdote de mi madre, que había venido desde Roma, y tras recibir las muestras de pésame de todos los asistentes, nos despedimos de mi tío, que tras disculpar a su otro hermano que vivía en una remota isla de Australia, nos aconsejó rezar por el alma de nuestro padre, y le pidió a mi tía que fuese ella la que durante un tiempo nos dirigiese espiritualmente y nos ayudase con la hacienda, incluso delegando en otra monja sus labores como la directora del colegio, para lo que se brindó en hacer cuantas gestiones fuesen necesarias con las superioras de la orden a la que pertenecía, para que así fuese, pues nos consideraba a mi hermana y a mi aún muy jóvenes para asumir las consecuencias del trágico accidente, y veía conveniente que mi tía nos tutelase durante un par de años como mínimo hasta que estuviésemos capacitados para hacernos cargo de los bienes heredados.
    
    Una vez en la casa, y ya más tranquilas las dos, yo les dije que iba a preparar dos dormitorios para que durmiesen y pudiesen descansar pues prácticamente no habíamos dormido ni comido desde que llegaron hasta dar su ...
    ... último adiós a mi padre. Mi hermana se brindó a ayudarme de forma afable y demostrando una actitud muy agradable, incluso sumisa, muy lejos de la que al parecer tenía cuando ingreso en el convento. Por su parte mi tía nos dijo que iba a darse una ducha y de paso que se relajaba, se pondría ropa cómoda para intentar dormir un rato después de comer. Cuando tuvimos preparados los dos dormitorios le aconseje a Salome que ella también debería de ducharse mientras yo preparaba algo para comer, y me dirigí a la cocina donde prepare unos filetes empanados, huevos fritos y una ensalada, que serví en la mesa de la propia cocina a la espera de que mi hermana y mi tía bajasen para comer. Hasta ese momento no había querido decir nada, sobre todo a mi tío el sacerdote del vaticano, pero como es lógico yo estaba más que suficientemente preparado para dirigir los bienes heredados, incluso mucho más y mejor preparado que mi difunto padre con ideas más bien arcaicas totalmente en desuso.
    
    No habían pasado ni dos minutos cuando apareció mi hermana recién duchada, aun con el pelo húmedo, y solo cubierta por un camisón corto, un poco por debajo de sus rodillas, que, sin ser sugerente y mucho menos provocador, comparado con la ropa eclesiástica con la que había llegado y con la que había estado hasta ese momento, era como comparar la noche con el día, y pude comprobar lo hermosísima que era mi pequeña hermana, aún bajo aquel horroroso camisón, y que cumpliría los dieciocho años en la siguiente ...
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