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Ayuda entre hermanas (8)
Fecha: 18/10/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos
... bajando la voz también. —Me da miedo. Nos vamos a resbalar. Diana se echó a reír, como si la seguridad en espacios húmedos y resbaladizos fuera una broma. Luego, sin contestar. Me senté a su lado, pero Diana me tomó de la nuca y me hizo agacharme frente a ella. No entendí al principio, pero luego, cuando vi su vulva palpitante, comprendí. —Pídeme perdón de rodillas, como se debe —dijo, medio en broma, medio en serio. Y así lo hice. Me coloqué de rodillas en mi propia cama, frente a mi hermana, que me miraba con una irremediable mezcla de deseo y altanería. Y yo tenía miedo. Le metí la lengua de lleno, haciendo que mi nariz chocara contra su pelvis. El olor… el olor de mujer me invadió hasta la última neurona. Embriagándome de algo peor que el amor. Empecé a comer, lamer, morder, devorar. Como si hubiera nacido comiendo coño. . Diana se arqueó, apretando mis orejas entre sus muslos. Noté que temblaba, que su respiración se llenaba de gritos ahogados. No me detuve hasta que supe que estaba a punto de venirse. —No pares —dijo, y repetí el movimiento, una y otra vez, hasta que su cuerpo se crispó y soltó un gemido que debió escucharse en toda la cuadra. Me empapó la boca, la mejilla, la barbilla. Seguí lamiendo, como si pudiera vaciarla entera y quedarme con todo lo que le dolía. Al terminar, me jaló hacia arriba y me besó. Compartimos el sabor, el calor, el sudor. No nos dijimos nada. No hacía falta. Me tumbó en la cama y me hizo lo ...
... mismo, sólo que mejor. Su lengua era una navaja, cortando todos los miedos. Me metió los dedos apenas, pero los movió tan lento y profundo que el orgasmo llegó sin que pudiera defenderme. Me corrí en su boca, varias veces, hasta que la cabeza me dio vueltas y pensé que iba a desmayarme. —Eso… Diana… esto es… — intenté decir entre, pero sin que me diera tiempo se trepó en mí y comenzó a besarme. Mis propios jugos estaban en su boca y me inundaban el paladar, lo que me estaba calentando a niveles astronómicos. Eso, y que sus tetas se restregaban contra las mías. Mis pezones y los suyos estaban enganchados en una pelea por desgarrar la piel. Luego Diana sujetó sus manos con las mías, inmovilizándome, lo que por alguna razón no me molestó en lo absoluto. Luego, se coló entre mis piernas, de la forma en que Gerardo lo había hecho. Y curiosamente, la falta de verga por parte de Diana no me molestaba, el sentir su vagina cerca de la mía me electrizaba de igual forma. Nuestros labios comenzaban a rozarse más y más. —Me encantas… — me arrojó al rostro, Diana. sin embargo, su boca no me dejó responder. Apenas si podía responder con gemidos. Este amasajo de cueros, de pasión y de ternura duró un par de horas. Después de las cuales, mi hermana estaba acostada, conmigo en sus brazos. Definitivamente, acabábamos de coger. —Oye, enana — rompió de pronto. —Eo… —Tengo algo que decirte Tragué frío, no sabía a dónde podía llevar esta conversación, pero me armé de ...