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Qué iba a saber yo (6) Sin saber por qué
Fecha: 24/10/2025, Categorías: Gays Autor: Bartowski, Fuente: TodoRelatos
... burlando de los dos. De mí. De John. Las entrañas me ardían. Sentía rabia. Tanta rabia que las lágrimas empezaron a caer sin poder evitarlo. Me levanté y le di un empujón. Henry retrocedió unos pasos. —¡Nunca te pedí que me aprobaras! —grité, sin dejar de llorar—. ¡No lo hice por eso! Lo agarré del jersey con fuerza. —Eres… eres un gilipollas. Él me miró serio. Me rodeó con los brazos y me abrazó con fuerza. Con un suave siseo me pidió silencio y acarició mi espalda con ternura. Apoyé la cabeza en su pecho sin dejar de gimotear. —Es mejor que me vaya y te deje hacer el examen tranquilo —dijo con un tono conciliador. Alcé la mirada buscando la suya, pero él miraba hacia la nada. Deshizo el abrazo y se marchó. No dijimos nada más. Lo vi alejarse, con un nudo en el estómago. Todos esos sentimientos enfrentados en mí luchaban por dar una respuesta coherente a lo que había pasado. Me sentía la persona más absurda del mundo. El miedo se apoderó de mí cuando me vi incapaz de volver a centrar mi cabeza en el examen. Pero debía hacerlo. Algo mareado, me senté de nuevo delante de la hoja e intenté dejar de lado todo lo que había pasado. Terminé por fin el ...
... examen y lo miré con orgullo. Intuía que algunos ejercicios estaban bien y otros no tanto, pero al menos lo había hecho por mi cuenta. Sonó el timbre y miré hacia la puerta, esperando que Henry entrara de nuevo. Pero no apareció nadie. Me acerqué con intención de volver a la otra clase cuando la puerta se abrió. —¡Hen... Henry! —Arrojé el examen al suelo del susto. Él se limitó a sonreír. Tenía la cara colorada, el pelo mojado y algunas perlas de sudor en la frente. Olía a tabaco. Deduje que se había ido al baño a desfogarse, ya que se le notaba más tranquilo. Nos agachamos a la vez para recoger la hoja del examen, y nuestras manos coincidieron. Le miré, y me correspondió con una mirada divertida. —¿Qué tal te ha ido? —preguntó sin apartar la mano de encima de la mía. No pude evitar sonrojarme. A diferencia de él, yo no me había aliviado. —Bien… sí, creo. Agarró el examen del suelo y lo levantó para echarle un ojo. Alzó las cejas, sorprendido, y me lo tendió. —¿Tan mal está…? —pregunté temeroso. —Para nada. Está muy bien, Zacky —me dijo, revolviéndome el pelo con cariño—. Vamos a buscar a John, va. Asentí en silencio y lo seguí, enmudecido, por los pasillos.