1. El vuelo de regreso no fue lo único que subió (1)


    Fecha: 29/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Alma Carrizo, Fuente: CuentoRelatos

    ... impresionantes. Decidí bajar a la sala para tomar un café y relajarme junto a la piscina antes del maratón de reuniones del día siguiente.
    
    En el ascensor, un hombre discutía por teléfono en un inglés entrecortado, con un acento que reconocí al instante: argentino. Era de estatura media, tez blanca, cabello canoso y un aire de descuido que contrastaba con su voz firme. Al colgar, me dirigió una mirada de disculpa.
    
    —Las entrevistas de mañana van a estar complicadas —dijo en inglés, con una risa cansada.
    
    —Jajaja, hablo español —respondí, extendiendo mi mano—. Soy Alma, de Argentina. Vine por negocios.
    
    —Ah, ¡mucho gusto! Roberto, perdón por el escándalo. La empresa me está volviendo loco estos días.
    
    —Entiendo perfectamente. Yo estoy en la misma.
    
    —Perdona si es atrevido, ¿cuántos años tienes?
    
    —Treinta. ¿Y tú?
    
    —No puede ser. Pareces más joven. Yo tengo treinta y tres, aunque el estrés me hizo encanecer antes de tiempo —bromeó, pasándose una mano por el pelo.
    
    —Jajaja, a mí no me queda mucho entonces.
    
    El ascensor se detuvo y él hizo una mueca de pesar.
    
    —Bueno, lamento irme. Ojalá nos veamos por aquí.
    
    —Seguro. Estaré unos días.
    
    Nos despedimos con un beso en la mejilla, y aunque no era mi tipo, algo en su mano grande y su contacto fugaz me dejó un cosquilleo inesperado. Pero no le di importancia. Después de todo, mañana era el día más importante de mi carrera.
    
    El gran día había llegado. Me preparé con esmero: un pantalón de vestir azul ...
    ... marino, una camisa blanca impecable y un pañuelo blanco que contrastaba con el saco azul que llevaba sobre los hombros. Completaba el look con unos tacones que estilizaban mi figura, aunque me aseguré de que el saco cubriera lo suficiente para mantener la elegancia sin resultar inapropiada.
    
    Al salir de la habitación, me encontré con Roberto otra vez.
    
    —Hola, buenos días —lo saludé, notando cómo su mirada se detenía en mí con admiración.
    
    —¿Te pasa algo? —pregunté con una risa ligera mientras llamaba al ascensor.
    
    —No, no… Perdón si sueno como un baboso, pero estás espectacular —dijo, recorriéndome de arriba abajo con una sonrisa tímida.
    
    —Gracias —respondí, sonrojándome un poco—. Tengo una entrevista por la mañana y reuniones importantes por la tarde.
    
    —Ah, qué bien. Mucha suerte —dijo, asintiendo.
    
    —¿Bajas también? —pregunté cuando las puertas del ascensor se abrieron.
    
    —Sí, te acompaño. Tengo reuniones virtuales con unos emisarios de Europa que no pudieron venir —explicó mientras entrábamos.
    
    —No hace falta que te molestes, en serio —insistí.
    
    —No es molestia, es un placer. Nunca he conversado con una mujer como tú.
    
    —¿Cómo? —arqué una ceja, intrigada.
    
    —Bueno… Eres como una supermodelo, y yo solo soy un nerd —confesó con una carcajada incómoda.
    
    —Ay, no exageres —reí, sintiendo el calor subirme a las mejillas—. No soy ninguna supermodelo.
    
    —En serio, eres increíble. Normalmente, las mujeres como tú ni me miran —dijo, con un dejo de tristeza en la ...