1. El vuelo de regreso no fue lo único que subió (1)


    Fecha: 29/10/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Alma Carrizo, Fuente: CuentoRelatos

    ... voz.
    
    —Mira, a mí no me interesa lo superficial. Mientras seas buena persona, yo seré buena onda contigo. Además, la arrogancia no va conmigo. La vida ya es bastante complicada como para andar de diva.
    
    —Wow… Cada minuto me sorprendes más —murmuró, observándome con genuino asombro.
    
    —¿Y tú? ¿No tienes esposa o hijos? —pregunté, cambiando de tema.
    
    —Sí, estoy casado… Pero mi esposa últimamente está más enfocada en su trabajo que en mí. Ni siquiera quiere que la toque. Es una relación… complicada. Estoy pensando en divorciarme —confesó con un suspiro.
    
    —Entiendo. Mi marido siempre está de viaje, y tengo la sospecha de que me engaña… —dejé caer las palabras, aunque preferí no ahondar en ese pensamiento. (Que, como después descubriría, era cierto.)
    
    —No entiendo a los hombres. ¿Cómo pueden despreciar a alguien como tú? —dijo, sacudiendo la cabeza.
    
    —Bueno, en fin… Ojalá no sea verdad —murmuré mientras llegamos a la puerta principal.
    
    —Hasta aquí te acompaño —dijo Roberto—. Gracias por tu amabilidad. De verdad, fue un honor hablar contigo.
    
    Antes de que pudiera responder, me dio un beso suave en el cachete.
    
    —Gracias a ti también. Cuídate, ¡hasta luego! —sonreí antes de salir.
    
    La conversación había sido inesperadamente agradable. No suelo tener amigos hombres, y Roberto me trató con la sinceridad que necesitaba. Era refrescante tener una charla así, sin pretensiones ni juegos.
    
    El día había sido perfecto. Las reuniones habían salido incluso mejor de lo ...
    ... esperado, el acuerdo estaba firmado y, aunque podía volver a Argentina, decidí quedarme cuatro días más. Necesitaba este respiro: la pileta del hotel, las tardes de relax y alejarse del estrés que me consumía los últimos meses.
    
    Al regresar al hotel, exhausta pero satisfecha, me dirigía directo a mi habitación cuando escuché una voz conocida.
    
    —¡Alma! ¿Recién llegas? —Roberto asomó desde la puerta de su habitación, apoyándose en el marco con esa mezcla de timidez y entusiasmo que lo caracterizaba.
    
    —Hola, Roberto. Sí, por fin voy a descansar un poco —respondí, conteniendo un bostezo.
    
    —Ah, bueno… Te iba a invitar a cenar, pero si estás cansada… —Se pasó una mano por el pelo, nervioso.
    
    —No, perdón, en serio estoy agotada. Pero gracias —sonreí, tratando de no parecer brusca.
    
    —No hay problema, lo entiendo. Descansa bien. Dulces sueños.
    
    —Gracias, igualmente.
    
    Entré a mi habitación y, antes de dejarme caer en la cama, llamé a casa. Mi esposo apenas me dirigió la palabra, como siempre. Pero lo que realmente quería era escuchar a mis niños. Su voz alegre me reconfortó, aunque al despedirme, intenté un tono más picante con mi marido:
    
    —¿Y si hablamos un poco más… íntimo? —susurré, juguetona.
    
    —Estoy cansado. Hablamos después.
    
    Colgué frustrada. Ya estaba harta de esa actitud, pero ese era un problema para otro momento.
    
    Al día siguiente.
    
    Me levanté temprano, fui al gimnasio del hotel, desayuné sola y luego salí a pasear por la ciudad con una amiga que vivía ...