1. Urgencias domésticas: setenta y húmeda


    Fecha: 01/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lucas 2304, Fuente: TodoRelatos

    ... con una intensidad que me hizo temblar desde los dedos de los pies hasta la coronilla, cada movimiento más profundo y decidido que el anterior, haciendo que todo mi cuerpo vibrara como una cuerda de violín tensada al máximo.
    
    Cuando finalmente me penetró hasta el fondo en una embestida que me hizo arquear la espalda como un arco tenso, cuando me acarició el clítoris con esa presión exacta que necesitaba e hizo que me rodara la cabeza en una espiral de sensaciones imposibles de describir, fue como si el sol saliera dentro de mí. Una luz dorada y cálida que comenzó en mi vientre y se extendió como miel líquida por cada rincón de mi cuerpo, me iluminó desde dentro y me volvió cada vez más brillante, más incandescente.
    
    —¡Joder, Ida! —gruñó, sintiendo cómo mi interior se contraía alrededor de él—. Me aprietas tanto... no puedo aguantar más...
    
    —¡Me corro! —chillé, completamente fuera de control—. ¡Córrete conmigo, cariño! ¡Déjate ir!
    
    Y entonces ya no pude seguir conteniéndolo y estallé en rayos dorados que me atravesaron como relámpagos de puro éxtasis.
    
    Después, mientras yacíamos entrelazados en el sofá, sudorosos y saciados, Tomeu me miró con una expresión de asombro.
    
    —Eso fue... —comenzó.
    
    —Increíble —terminé por él—. Absolutamente increíble.
    
    —¿No te arrepientes?
    
    —Cariño —reí, trazando círculos en su pecho con mi dedo—, a mi edad, el arrepentimiento es un lujo que no puedo permitirme. Solo me arrepiento de las cosas que no hago.
    
    —¿Y esto? ¿Lo ...
    ... volverías a hacer?
    
    La pregunta tenía una vulnerabilidad que me llegó al corazón. Este chico guapo y fuerte estaba preguntando si una mujer de setenta años querría repetir la mejor experiencia sexual de los últimos cinco años.
    
    —Tomeu —dije, besando su cuello—, si me lo pides amablemente... y si traes más piezas de repuesto... podríamos encontrar muchas más cosas que necesitan... reparación.
    
    Su sonrisa fue como el amanecer.
    
    —En ese caso —murmuró, atrayéndome más cerca—, creo que voy a necesitar hacer muchas más visitas de servicio.
    
    —Perfecto —susurré contra su oído—. Porque esta casa vieja tiene muchas cosas que necesitan la atención de un profesional joven y... capaz.
    
    Y mientras el sol mediterráneo se filtraba por las ventanas, iluminando nuestros cuerpos entrelazados, supe que Mallorca había resultado ser mucho más aventurera de lo que había imaginado.
    
    «Ida Müller», me felicité, «a los setenta años acabas de demostrar que la experiencia siempre gana a la juventud. Bueno... excepto cuando se combina con ella».
    
    Esa noche, cuando Frieda y Udo regresaron de su excursión con esa cara de satisfacción post-coital que reconocería a kilómetros de distancia, me limité a sonreír inocentemente.
    
    —¿Qué tal el día? —preguntó Frieda.
    
    —Muy productivo —respondí—. Tomeu arregló el calentador. Y unas cuantas cosas más.
    
    La mirada que intercambiamos Ferida y yo fue de completo entendimiento. Habíamos venido a Mallorca buscando sol y tranquilidad, y habíamos encontrado algo ...