-
LNE (3). Unicornios en modo combate
Fecha: 08/11/2025, Categorías: Grandes Series, Autor: Schizoid, Fuente: TodoRelatos
... conciencia.” —¿Y si nos ordeñamos los traumas mutuamente? —bromeó él. —Solo si no usamos cubo —respondió ella, entre risas. Hubo un silencio breve. Cómplice. César la miró. Era difícil no hacerlo: su pelo rubio, sus ojos tan azules que parecían artificiales, su manera de alzar la ceja izquierda, ese modo de sentarse como si todo le diera igual menos lo que no. —¿Sabes qué es lo peor de esta sala? —dijo ella. —¿Qué? —Que huele a algo entre estiércol y fracaso. Se echaron a reír, y en ese momento se oyó un golpe seco. Era Cosme, que había entrado sin llamar. —Hay yoga con los cerdos en cinco minutos. Os venís u os quedáis a reproducir mamíferos, vosotros mismos. Se fue. Marian se encogió de hombros. —Tiene gracia el viejo, ¿eh? —Sí —dijo César—. A mí me gustaría llegar así a los sesenta. Con menos antecedentes penales, eso sí. Ella le miró. No con la pasión desmedida de una novela romántica, sino con el gesto ambiguo de quien podría besar o burlarse en la misma frase. —¿Me vas a invitar a un vino ecológico o vas a seguir haciéndote el interesante con esa camiseta de Sonic? —Depende. ¿Te gusta Sonic? —Me gustas tú. —Eso es muy poco ecológico. —Ya. Por eso me cuesta admitirlo. *** Sus bocas se encontraron con avaricia, besos ásperos, urgentes, que fuero tornándose más lentos, más hondos, al mismo tiempo que las manos de Marian se deslizaban bajo la camiseta de él, explorando su pecho firme, su piel cálida. César respondió ...
... tirando de su blusa, desabrochándola con torpeza hasta dejar al descubierto su sujetador de encaje blanco. Ella se arrodilló sin romper el contacto visual. El suelo de piedra estaba frío, pero sus manos eran fuego sobre el cinturón de César. Lo desabrochó con destreza, bajó la cremallera, y liberó su polla con una sonrisa casi inocente. Así, con la erección todavía a medio gas, no impresionaba mucho, pero el culo de Marian sabía bien su tamaño. “Polla de sangre. Me gusta”, pensó la rubia, antes de comenzar a lamer con gula. César echó la cabeza hacia atrás cuando sintió su lengua húmeda deslizarse lentamente desde la base hasta la punta, envolviéndolo después con los labios. Para su placentera sorpresa, lo empezó a chupar profundo, con ritmo firme, y engullía una buena porción de polla sin dejar de mirarle desde abajo con los ojos entrecerrados, encendiendo en él una urgencia feroz. César la alzó de un tirón cuando sintió que no aguantaría mucho más. Son mucha delicadeza, la giró y la empujó suavemente contra la pared rugosa. De un tiró bajón sus bragas, descubriendo aquel culo amplio, y se demoró un segundo en darle un par de azotes que dejaron marcadas sus manos con un rastro de rubor en sus nalgas. -Cómo te gusta… -ronroneó Marian, mirándole con ojos brillantes y extraviados. Él no respondió, sino que le levantó la pierna derecha mientras bajaba más sus bragas. El coñito rosado y palpitante de Marian le recibió húmeda, abierta, como si le hubiera estado ...