LNE (3). Unicornios en modo combate - Relatos Eróticos

LNE (3). Unicornios en modo combate

... ventana.

—No lo sé. Venía todo en checo. O eslovaco. O lo que sea que se hable en Bratislava. A gritos, supongo . ¿Alguien sabe leer checo? – César retrocedió con tectónica lentitud.

Silencio.

Bea sacó muy lento el móvil, enfocando el texto y traduciéndolo mediante una app. Tardó un poco debido a los anuncios de juegos, pero al final una voz de mujer surgió con mecánica dicción de su teléfono.

—“Animales vivos. Manipular con responsabilidad. No abrir si no está presente el apicultor jefe.”

—¿Dónde está el apicultor jefe? —preguntó Pilar, asomando la cabeza detrás del pupitre tras el que se había parapetado.

—Supongo que en Bratislava —respondió César.

Pilar suspiró y se giró hacia Maribel.

—Anota en el acta: “posible presencia de fauna útil no autorizada”.

César se escandalizó ante la pasividad de todos. Nadie parecía encontrar todo aquello absurdo, sino que actuaban con una resignada naturalidad.

-¿¿Y ahora qué hacemos con una caja llena de abejas eslovacas?? – exclamó.

En ese instante, como si estuviera respondiendo a la pregunta retórica de César, desde el pasillo resonó un balido.

Todos se giraron, y con pasos lentos, sin quitar vista de la caja que zumbaba como una bomba de relojería en una película barata, salieron del aula.

César no daba crédito.

Por el pasillo paseaba con displicencia semoviente y aburrida una oveja marrón, vestida con una capa escarlata y una corona de cartón embadurnada de purpurina, seguida por tres niños y ...

... una madre o profesora o quizá víctima, ataviada con un disfraz de druida y una expresión de hartura de vivir.

—Eso debe ser del taller de Teatro Griego Participativo —dice Bea sin inmutarse, una vez la comitiva se perdió por el recodo.

—¿Era una oveja de verdad? —preguntó César, tras reencajar la mandíbula en su lugar.

—Se llama Eurípides —dijo Marisa, sonriendo con aire cándido.

—¿Quién?¿La oveja?

—Sí.

—¿Y por qué lleva una corona?

—Hace de Zeus. Creo.

El silencio fue doloroso. Y expresivo.

—Perfecto —dijo César, apoyándose en la pared—. Ya estamos oficialmente pasando del modo “esto no es lo que me esperaba” a “nos movemos a un paso del desastre”.

En ese instante, en la caja de las abejas cayó de la mesa con estrépito, el zumbido aumentó exponencialmente de tono e intensidad.

Como si las abejas si entendiesen perfectamente el castellano.

Y quién iba a decirlo, resultó que las abejas eslovacas se expresaban a picotazos en el lenguaje internacional de signos.

***

Estimado doctor Schroedinger,

Ignoro cómo será con el gato, pero si quiere saber cómo se encuentra un enjambre de abejas en una caja cerrada, la respuesta es “cabreadas de cojones”

***

La excursión a la granja didáctica “EcoLatxa” había comenzado con un retraso tan puntual que parecía parte del programa educativo:“Aprende a gestionar la frustración mientras esperas un autobús que nunca llega a su hora”.

Era viernes, de nuevo, por fin, y con un retraso de cuarenta ...