Su última adquisición, Cap. 9 - Relatos Eróticos

Su última adquisición, Cap. 9

... con tinta y la imaginación se le llenaba de crudas imágenes de la horrible marca de una esclava del Gremio. Podía desear algo hermoso, pero debía prepararse para lo peor. Cada instante de temblor estaba lleno de conmoción y una extraña especie de asombro al contemplar sus sueños de frente.

Siguieron veinte minutos de dolor insoportable hasta que el tatuador que estaba detrás de ella terminó su trabajo.

"Perfecto," dijo su amo mientras inspeccionaba la marca. La voz de Justin sonaba extraña, como si no le perteneciera, aunque reconocía su familiaridad.

"Su perfil ha sido introducido en la base de datos del Gremio," les informó Dylan a todos. "Estará registrada a partir de esta noche. Los archivos preliminares han sido transferidos al archivo permanente."

“Bien,” dijo Justin con firmeza y agradecimiento. “Entonces podemos proceder a su deportación.”

A partir de ese momento, el mundo deem se desdibujó, moviéndose tan rápidamente que apenas comprendía lo que estaba sucediendo. Las palabras volaban a su alrededor; apenas podía entender quién hablaba y qué decían exactamente. Sintió una sensación de excitación y un miedo palpitante, y luego un pulso constante entre sus muslos, donde podía sentir la humedad de su propio líquido gestándose como un licor sofisticado.

“Tengo el coche listo abajo,” dijo Dylan Kincaid.

“Y creo que unas simples esposas servirán,” decidió Justin. “No quiero levantar más sospechas de las necesarias.”

“A esta hora del día, solo ...

... quedarán unas pocas personas en el edificio,” le informó Dylan. “El garaje casi siempre está desierto. La bajaremos en el ascensor de servicio.”

“¿Estás pensando en una capa?” preguntó uno de los hombres del Gremio.

"No." Dylan Kincaid no estuvo de acuerdo. "Con cerca de 15ºC, y un tiempo razonable, sobrevivirá desnuda. No nos saltamos el protocolo para nada, excepto en caso de ventiscas y huracanes." Su estado de ánimo era tan brusco como la actividad a su alrededor. Le pasaron sobre la cabeza una simple cadena de eslabones de una pulgada mientras le esposaban las manos a la espalda con acero.

Su propietario, Justin Booker, estaba ahora frente a ella con una expresión seria en el rostro. "Te transfiero a unas instalaciones donde tu entrenamiento continuará hasta que decida mis próximos planes para ti."em podía sentir el calor de su cuerpo, la ardiente agitación de sus pasiones comunicadas a su entrepierna desde la de él, como si realmente se tocaran, como si en medio de toda esta locura aún estuvieran conectados. Solo sería por los medios más tenebrosos. No estaba segura de lo que quedaba entre ellos. No ahora, no cuando la estaban enviando lejos, a la deriva en este mar indefinido de pasión. “Como tu propietario, estoy orgulloso de lo que he hecho de ti. Y sé que no me decepcionarás. No has optado por una vida fácil. Pero es lo que deseas, y no puedo negártelo.” ¿Había tristeza en su voz? ¿O dolor? La dureza de su comportamiento se había suavizado, dejando algo de la ...