Capítulo VIII. Vergüenza y deseo - Relatos Eróticos

Capítulo VIII. Vergüenza y deseo

... fuerte, su placer aumentando rápidamente.

—Gabriel...no voy a durar mucho —admitió con dificultad.

—Córrete para mí —ordenó Gabriel, bombeando más rápido tanto dentro como fuera de Iván.—Quiero sentirte correrte en mi mano mientras te lleno.

Con unas pocas embestidas más, Iván se corrió con un grito ahogado, su semen caliente brotando sobre la mano de Gabriel. Gabriel lo siguió poco después, enterrándose profundamente dentro de Iván y dejando escapar un gemido bajo y prolongado mientras se corría.

Se quedaron allí por un momento, jadeando y recuperando el aliento. Luego, lentamente, Gabriel se retiró y ayudó a Iván a enderezarse. Se abrazaron, besándose suavemente mientras compartían sonrisas satisfechas.

—Eso fue increíble —susurró Gabriel contra los labios de Iván.

Iván sonrió y lo abrazó más fuerte.—Lo fue —estuvo de acuerdo—. Gracias por esta noche.

Después de vestirse y arreglarse, Iván y Gabriel salieron de su escondite en el parque. Caminaron de regreso a la calle principal, sus manos entrelazadas. La noche aún era joven y ambos hombres estaban dispuestos a aprovecharla al máximo.

—Mi lugar no está lejos de aquí —dijo Gabriel con una sonrisa traviesa—.¿Quieres venir a tomar algo?

Iván le devolvió la sonrisa.—Me encantaría.

Llegaron al apartamento de Gabriel, una elegante combinación de moderno y vintage. Se quitaron los zapatos y se dirigieron a la cocina, donde Gabriel sirvió dos vasos de whiskey. Se sentaron en el sofá, sus cuerpos ...

... presionados juntos. Iván apoyó la cabeza en el hombro de Gabriel, sintiéndose cálido y relajado. Gabriel acarició suavemente su cabello mientras bebían en silencio.Después de un rato, Gabriel se volvió hacia Iván con una expresión seria.

—Iván, quiero que sepas que esto no es solo sexo para mí —dijo Gabriel en voz baja pero intensa—.

Me siento realmente conectado contigo. Hay algo especial entre nosotros y quiero explorarlo más a fondo.Iván levantó la cabeza para mirar a Gabriel directamente a los ojos. Vio la sinceridad y la emoción en ellos, y sintió que su corazón se hinchaba.

—Yo también lo siento —respondió, su voz suave pero firme—. No quiero que esto sea solo una aventura de una noche. Quiero ver a dónde nos lleva esto.Gabriel sonrió, claramente aliviado y feliz.

—Entonces estamos en la misma página —dijo, inclinándose para besarlo suavemente.El beso se profundizó, llenándose de promesa y deseo. Las manos comenzaron a explorar, los cuerpos a presionar más cerca. Lentamente, se levantaron del sofá y se dirigieron al dormitorio, dejando un rastro de ropa detrás de ellos.

Una vez en la habitación, Gabriel guió a Iván hacia la cama.Se tumbaron juntos, besándose apasionadamente mientras sus manos acariciaban y exploraban cada centímetro de piel desnuda. Gabriel se colocó encima de Iván, mirándolo con ojos llenos de deseo.

—Voy a hacerte el amor toda la noche —susurró contra sus labios antes de besar su cuello y bajar por su pecho.Gabriel pasó horas adorando el ...