1. Mi jefe me convirtió en Lucero


    Fecha: 14/11/2025, Categorías: Transexuales Autor: lucetrav, Fuente: CuentoRelatos

    ... portaliga y botas, y se fijó en mi erección.
    
    -Vaya, vaya con mi Lucero, veo que esto empieza a gustarte. Lo sabía. Sabía que te gustaría. Venga, ahora desnúdame a mí.
    
    Así lo hice y cuando le desabroché el pantalón, me forzó a arrodillarme de manera que mi cara quedó justo delante de su paquete. Le quité el pantalón y quedó solo con el slip ajustado blanco. Debajo luchaba por liberarse una herramienta de un tamaño algo mayor de lo habitual. No necesité que me lo dijera y empecé a acariciar ese bulto enorme bajo la tela. Lo notaba duro y caliente.
    
    -Ahora suéltala para poderla tocar bien.
    
    Le quité el slip y su verga saltó como un resorte, apuntándome directamente a mi cara.
    
    -Anda, bonita, tócala, acaríciala con suavidad.
    
    Llevé una mano hasta aquel pedazo de carne y la envolví con mis dedos. Estaba caliente.
    
    -Así, Lucero, muy bien. Ahora acaríciala toda y con la otra mano tócame los huevos.
    
    La mano que agarraba la verga de Isidoro empezó a recorrer el falo, sintiendo como se estremecía de placer. Con la otra mano agarré los dos testículos y también los acaricié con suavidad para no hacerle daño. Me sentía completamente humillada, pero mi personalidad, mi persona estaba totalmente anulada por una Lucero sumisa y obediente ante Isidoro. Y sin entender porque, sentí que no me daba asco, que el tacto caliente del falo de Isidoro se me hacía incluso agradable. Y mi verga no paraba de endurecerse. Isidoro estaba muy excitado y suspiraba de placer.
    
    -Muy bien, ...
    ... Lucero, muy bien. Lo haces muy bien.
    
    Me dejó tocándole un rato más.
    
    -Bueno ahora mi querida ha llegado el momento que pruebes el sabor de un buen macho. Verdad que te apetece chuparme la verga?
    
    Me miró hacia abajo. Yo le miré hacia arriba. Que me estaba pasando? Su mirada y sus ordenes se clavaban en mi cerebro. Notaba mi cuerpo excitado, mi verga erecta y sin poderlo entender, sentí la necesidad de obedecer a Isidoro.
    
    -Anda, no te hagas de rogar. Se que te mueres por comerle la verga a tu Isidoro.
    
    El glande tocaba ya mis labios y las manos de Isidoro, agarrando mi cabeza, apretaron justo lo necesario para que yo cerrara los ojos, abriera la boca y dejara entrar, por primera vez en mi vida, una verga en mi boca.
    
    -Muy bien, Lucero, muy bien, te estás portando muy bien. Ahora mójala toda con saliva, lámela con la lengua y luego dame una buena mamada.
    
    Y así lo hice. Recorrí con la lengua el falo de Isidoro de abajo a arriba, dejándolo bien untado en saliva. Repetí las lamidas una cuantas veces y cuando toda su verga estaba completamente empapada de mi saliva, Isidoro me metió toda su herramienta en mi boca. Yo la apretaba como podía con los labios mientras él empezó el vaivén con el que me follaba la boca. Yo ya no pensaba, pero ese gusto salado me gustaba, me agradaba sentir mi boca llena de la carne caliente y palpitante de la verga de Isidoro. Él no paraba de suspirar, de jadear:
    
    -Ohohoh, muy bien, sigue… no pares… que bien la chupas Lucero… no pares ...
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