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Julia, la farmacéutica (2)
Fecha: 19/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Jano, Fuente: CuentoRelatos
... usted se escandalizaría o pensaría que soy una cerda. -No, no, eso nunca, mujer. -Y además, va pasando el tiempo y… el señor Boscos se va a enfadar si no… si usted no paga nada. -Si le decimos que no hemos hecho nada… -Se va a enfadar. Espere, a ver, ¿que le parece si, para ir rápido, me siento en su cara, sin braguitas, y usted me lame, me besa el coño y me chupa el clítoris? Y yo me corro en su cara. Eso a usted le va a excitar ¿verdad? Y además, mientras, le hago una paja. ¿Sí? Como me pondré muy cachonda, quizá le pueda lanzar algo de mi squirtcy usted lo puede probar. No sé, me dicen que es muy sabroso. -Nunca he estado con una mujer que eyaculara. Lo he visto en algunos vídeos porno. -A ver, va, ni me quito la bata. Solo me la desabrocho para que pueda acariciarme las tetas. -¿Pero por eso tendré que pagar? -Sí, claro. Por correrme en su cara tendré que dar un cincuenta y cinco por ciento al dueño. Usted tendrá que pagar doscientos euros, pero a mí me va a quedar menos de la mitad. -¡Vaya! Pues dígale que, no sé, que hemos follado y así sólo tendrá usted que darle menos porcentaje. -No, eso no, porque entonces usted tendría que pagar mucho más por ese servicio. ¡Mil ...
... euros! Pero es que además no tenemos más tiempo. Venga, va, sí, me siento en su cara, don carpintero. -¡Sí, por favor, Julia! Nunca nadie antes se había corrido en mi cara. Al cabo de menos de un minuto de lamerle el chichi, de sorber su rico flujo y de chuparle el clítoris, Julia empieza a ducharme con abundante squirt. Es que ni en los videos había visto a ninguna mujer eyacular así. Yo intento beber tanta ambrosía cómo puedo. Eso me excita tanto que me corro en sus manos. Después de menos de cinco minutos ya salimos de la salita y yo pago el servicio con la tarjeta. El señor Boscos se enfada cuando ve que solo son doscientos euros y le dice a Julia que debería cobrarme mucho más por haber estado tanto tiempo conmigo. Ella se excusa diciendo que como es la primera vez que ya se sabe. Se despide con un “¡Hasta mañana, don carpintero!” Me tiemblan las piernas cuando camino para casa. Julia es encantadora y en mi cabeza solo está el deseo de volver a estar con ella. Pero, aunque me duela saber que el dueño a veces le llama de todo, no puedo evitar pensar que algo puta si es. Tendré que trabajar mucho en la carpintería si quiero estar con ella a menudo. Y sí, quiero estar con ella muy a menudo.