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Viaje con mis cuñadas (V)
Fecha: 21/11/2025, Categorías: Incesto Autor: VickySG, Fuente: TodoRelatos
... haces esto? - Eres mío Bart, cuanto antes lo sepan será mejor para todas. - No quiero nada contigo, Camelia, ya no. - Has accedido a acostarte conmigo, eso significa algo. - Antes de ti ya me había follado a tus cuatro hermanas. - Mientes. Solo a Celina, porque pensabas que yo era inaccesible. - Lo que pienso es que estás loca, todas lo estáis, menos la pobre Cleo. - Seguro que están a punto de llegar y podremos salir de dudas. Precisamente Cleo fue la primera en llegar. Su reacción fue de sorpresa al vernos a los dos desnudos en esa posición, pero no fue nada comparado con lo que hicieron las demás. Celina estaba desconcertada, ni siquiera imaginaba que pudiera engañarla, y solo sabía una pequeña parte de la verdad. Catrina y Cintia fueron las que terminaron de desatar la guerra que estaba a punto de comenzar. Ambas se enfadaron porque creían ser las únicas con las que había engañado a la que hasta entonces había sido mi novia. Tras delatarse se dieron cuenta de que lo había hecho también con ellas dos. Las hermanas y compañeras de trabajo, las que supuestamente mejor relación tenían entre ellas, comenzaron a pelearse. Celina intentó a agredirme, pero Camelia, que seguía sin creerse que no tuviera ojos solo para ella, me protegió. Eso provocó una disputa también entre ellas. Solo Cleo se mantenía al margen, no parecía tener ningún interés en pelear por mí. Al cabo de un rato, cuando ya habían volado algunos bofetones, mordiscos e incluso tirones ...
... de pelo, los ánimos parecieron calmarse. - Era mi novio y os lo habéis follado sin miramientos. - Dijo Celina. - Sabes que antes de toda esta farsa él era mío. - Contestó Camelia. - Solo le diste un puto beso. - Replicó Cintia. - ¿Nos estamos peleando por un imbécil que nos ha engañado? - Preguntó Catrina. - Yo no he engañado a nadie, en todo caso habéis sido vosotras. - ¿De verdad piensas que no me has engañado? - Quiso saber Celina. - Tú tampoco eres como creía, ninguna lo es. Poco a poco se fueron poniendo de acuerdo entre ellas, dejándome a mí como único culpable. Mientras Camelia se vestía, las otras tres me sujetaron y me llevaron por la fuerza al salón. Usaron unas sábanas enrolladas a modo de cuerdas y me ataron a una silla. Yo seguía desnudo y lo único que podía hacer era temerme lo peor. Cualquier conflicto entre ellas había desaparecido y se centraron en mí, en planear lo que ellas llamaban venganza. Conmigo presente, no dudaron en discutir diversas formas de hacerme pagar el daño que supuestamente les había hecho. Camelia, que había llegado a parecerme la más sensata de todas, era la que proponía las ideas más radicales, la que se atrevía incluso a hablar de acabar conmigo. Las sugerencias de sus hermanas no eran mucho más tranquilizadoras. Cintia quería tirarme a la piscina atado a la silla y que yo me las apañara para escapar, si es que podía. Catrina era partidaria de mantenerme allí mientras me obligaban a darles placer hasta que ...