Atracción y Poder. Capítulo 7 - Relatos Eróticos

Atracción y Poder. Capítulo 7

... jefe, ¿sabes? Siempre tan atento y paciente conmigo. No todo el mundo tiene esa cualidad. Es… especial —dijo Alba, girando su rostro hacia él.

Daniel sintió cómo su respiración se aceleraba. La cercanía, los roces y su tono insinuante lo tenían completamente fuera de su zona de confort.

"Esto no está pasando… Esto no está pasando…"

—Gracias, Alba. Pero creo que solo estoy haciendo mi trabajo —respondió, evitando su mirada.

—No todos lo harían de la misma manera, Daniel. —Alba usó su nombre en lugar de "jefe", algo que nunca había hecho antes. Luego, añadió—: Y, por cierto, esos pantalones te quedan… diferentes hoy. ¿Es algo nuevo? —preguntó, con un tono que mezclaba curiosidad y provocación.

El corazón de Daniel se aceleró al máximo. Intentó disimular moviéndose hacia su silla, pero el comentario de Alba confirmaba sus peores temores.

"¿Se habrá dado cuenta? No, no puede ser… O tal vez sí. ¡Maldita sea, Laura!"

—No, es solo… un día más. Nada nuevo —respondió, intentando sonar casual.

Alba no insistió, pero su sonrisa se mantuvo mientras retrocedía hacia la puerta.

—Bueno, si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme. Y no trabajes demasiado, jefe. No queremos que termines… agotado.

Daniel observó cómo salía, dejando detrás de sí un aire de tensión que parecía llenar todo el despacho. Se pasó las manos por el rostro, intentando recuperar la compostura.

"Esto no puede estar pasando. ¿Y si realmente lo sabe? ¿Qué va a pensar de mí? ...

... Maldita sea, Laura, ¿qué estás haciendo conmigo?"

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De nuevo solo en su despacho, Daniel intentaba concentrarse en su trabajo, pero su mente volvía una y otra vez al encuentro con Alba.

"Cómo lo hace Laura. ¿Cómo logra controlarme incluso cuando no está aquí? Alba no puede saberlo… pero parecía tan segura. ¿Y si empieza a sospechar más?"

Aunque sentía una mezcla de vergüenza y nerviosismo, había algo en esa situación que lo excitaba de forma inesperada. Sabía que Laura disfrutaría escuchando cómo había pasado su mañana, y ese pensamiento lo mantenía en un estado constante de anticipación.

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Era mediodía, y Laura estaba sentada en su despacho, disfrutando del recuerdo del encuentro con Álvaro mientras revisaba su móvil. Una idea traviesa cruzó su mente. Abrió la aplicación de mensajes y comenzó a escribir a Daniel.

Laura:"Espero que estés cómodo, cariño. Quiero ver una foto tuya con mi tanga puesto. Ahora."

Sonrió mientras imaginaba su reacción al leer el mensaje. No tardó en recibir una respuesta.

Daniel: "¿Qué? ¡Laura, estoy en el trabajo! No puedo hacer eso aquí. ¿Y si alguien lo ve?"

Laura rió para sí misma, disfrutando de su nerviosismo. En lugar de responder por texto, decidió llamarlo directamente.

—Hola, cariño. Parece que tienes algo que decirme —dijo Laura en un tono dulce pero cargado de autoridad cuando Daniel ...