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Mónica DELUX (1): Primavera, tres pollas jóvenes y mi culito.
Fecha: 23/11/2025, Categorías: Anal Autor: Monica DELUX, Fuente: CuentoRelatos
... dignos de mención. Sin embargo, al ir a recoger mi ropa, pude percatarme de que no estaba en el montón con la de los demás. Pregunté a las chicas por si alguna la había cogido por equivocación, y todas negaron con la cabeza. Entonces ya no me quedaron dudas sobre quienes eran los graciosos que querían jugar conmigo. Miré fijamente al trío sospechoso y con un gesto les avisé de lo que les ocurriría si pretendían tocarme las narices. Ellos negaron haberla cogido o escondido, pero sus miradas no eran sinceras y les delataban como dedos acusadores. ―¡¡VAMOS, MONI!! ―gritaron mis amigas al unísono. Ya estaban a una distancia considerable y no parecían tener intenciones de esperarme. Yo les hacía gestos con la mano para que aguardasen, pero ellas no se dieron por enteradas. Era como si tuviesen prisa por llegar a la procesión antes que el santo. Sola y semidesnuda frente a aquel trío de niñatos, decidí que sería tajante se pusiesen como se pusiesen. No tenía intención de pasarles ni una. ―Venga, chicos, dadme la ropa para que podamos irnos ―les dije con tono conciliador y tratando de calmarme. La única respuesta que obtuve fue un silencio desolador y ver como se encogían de hombros, como si el asunto no fuese con ellos. Entonces la calma se convirtió en amenazas. ―Os advierto que no estoy para jueguecitos ―les dije mostrando los dientes y añadí―. Si pasado un minuto no me dais la ropa, os juro que alguno pasa la noche en el hospital. ―Enséñanos una teta y te ...
... la damos ―dijo Alonso, sorprendiendo incluso a sus propios compinches. Claro, ¡quién iba a ser si no! Comencé a reír como no recordaba haberlo hecho en mucho tiempo. Aquella osadía no me resultaba del todo irritante. Posiblemente se debiera a que, en el fondo, siempre me había gustado aquel sinvergüenza, chulo y engreído. Pero las chicas somos así de raras y nos prendamos de los ‘chicos malos’. ―¡Venga!… ¡Déjate de bobadas! Os propongo un trato: si me dais la ropa, os enseño la teta… ¡Lo juro! Y esto es innegociable ―sentencié. Los tres muchachos se miraron y comenzaron a cuchichear formando un corrillo. Apenas unos pocos segundos más tarde, se separaron y me lanzaron una contraoferta que no podría rechazar. ―Hemos decidido que no estás en condiciones de imponer nada ―dijo Íñigo―. Recuperar toda la ropa tendrá un coste por prenda. ¡Y esto sí que es innegociable! Sus palabras sonaron bastante categóricas. Y el tono empleado parecía una sentencia. Pensé que si no cedía nos tomaríamos allí las uvas de Noche Vieja. Dudaba entre caer en su juego o liarme a pedradas con ellos. Decidí descartar la violencia… por el momento. ―¡Está bien! ―dije con resignación y me bajé el tirante del sujetador. Al quedar mi pecho derecho al descubierto, los tres me miraron como lobos hambrientos, como hienas dispuestas a devorar a su presa. Lo miré y pude notar que tenía la piel sonrosada y el pezón con un tono marrón más oscuro de lo normal. Lo percibía duro y tirante, como si ...