1. Los apuntes


    Fecha: 24/11/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Esquiva, Fuente: CuentoRelatos

    ... helada y camino hacia la universidad. Quiero pensar que estoy contenta cuando, como en un ramalazo, me llega el recuerdo de los quinientos pesos que encontré en mi carpeta. La indignación me sube en oleadas. Estoy furiosa. Pregunto por Morelia y una de las chicas me cuenta que ella no vendrá hoy ni mañana. Se perderá el examen de Historia del Arte, digo sorprendida. La chica me explica cómo llegar a su casa, ojalá puedas convencerla, ella suele entrar en pánico con esa materia.
    
    Pero si es la que más sabe. La chica menea la cabeza y mientras salgo hacia la casa de Morelia ya no estoy tan indignada, ahora siento preocupación y curiosidad. Morelia vive en un edificio cerca del palacio de gobierno. Son departamentitos para estudiantes acomodados, ¿y cómo es posible que si vive aquí pueda ser tan tacaña como para ahorrarse las monedas de las fotocopias? Y ahora me asalta otra duda ¿una persona tacaña regala, o intenta regalar, quinientos pesos así, sin más, a una desconocida que perdió su carpeta? El guardia de seguridad privada me mira con desconfianza.
    
    Cuando mi mente recompone estas escenas revivo la misma confusión que experimenté al tocar la puerta de Morelia. El departamento era de dos ambientes, un dormitorio con un bañito privado y una sala dividida por un tabique de madera con una abertura en forma de arco. Allí estaba la cocinita. La sala tenía dos sillones inflables y una mesita ratona. Morelia tenía puesto un largo camisón de algodón lila, estaba descalza y ...
    ... demacrada, era evidente que había dormido mucho pero también que su sueño fue inducido por calmantes ¿Valium, Nembutal?
    
    —Pasa, y no mires el desorden.
    
    Por la puerta abierta del dormitorio veo las sábanas desparramadas. Morelia se mete en el baño. El aire acondicionado está demasiado frío.
    
    —¿Puedes colar un café?
    
    Acepto con resignación y antes de que Morelia salga del baño el café está humeando en dos tacitas de acrílico verde.
    
    —Gracias. ¿Estudiaste para mañana?
    
    El café está bueno verdaderamente. Asiento con la cabeza y la miro a los ojos. A medida que ella bebe sus mejillas recobran el color pero sus ojos están temerosos. Tiene puesto un short de algodón rojo y una blusa blanca algo grande para su talle. De la carpeta saco el billete y lo pongo sobre la mesita.
    
    —Vine a devolverte esto. Gracias por devolverme la carpeta pero no necesito tu caridad.
    
    Morelia se sienta ahora con las piernas encogidas y se abraza las rodillas. Hace un gesto, como si quisiera sonreír pero mi mirada es tan dura que se lo impido. Cuando me levanto para irme la veo esconder la cara entre sus rodillas. Morelia estalla en sollozos y yo no sé qué hacer.
    
    —Tengo miedo, llevo dos días estudiando y no consigo retener nada…
    
    —¿Quieres que te ayude?
    
    Asintió mientras respiraba hondo para dejar de llorar. Era el mismo pánico que yo había experimentado hacía dos años, cuando recién llegaba a la ciudad. Comencé a mesarle los cabellos y a pedirle que por favor parara de llorar, pero eso ...
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