1. Los apuntes


    Fecha: 24/11/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Esquiva, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Morelia y le acaricio los cabellos. En el reloj sobre su mesita de noche son las once de la mañana. Morelia despierta y me sonríe pero se pone colorada.
    
    —¿Estás bien?
    
    Me responde con fingido acento madrileño.
    
    —Pues… de puta madre…¿y tú?
    
    Era verano y aprobamos todas las materias. Después del último examen, el de Ética, nos encerramos durante dos días en el décimo piso de un hotel del centro. Hicimos el amor tantas veces que perdí la cuenta. Solo recuerdo que el segundo día me costó un poco quitarle a Morelia toda la miel con que se embebió los senos y que en la noche salimos al balcón, completamente desnudas y nos amamos a la luz de las estrellas mientras abajo la ciudad se dormía en su rutina nocturna. Me negué a mudarme con Morelia porque en algún sitio de internet leí sobre los resultados desastrosos de esa maldita costumbre que tienen las lesbianas de, al mes conocerse, irse a vivir juntas.
    
    Morelia se quedó hasta principios de diciembre y se fue a Madrid para las fiestas y mis barreras volvieron a subir. No fui a ningún cibercafé para ver si me escribía. Ensayé durante cuatro días que todo había terminado y al quinto día me emborraché con cerveza y casi pierdo mi trabajo en la pizzería.
    
    Era viernes en la noche, enero estaba montado sobre la agonía ...
    ... del año que se iba. La gente compraba sus bebidas y sus piernas de cerdo para la noche del treinta y uno de diciembre. Ya me había cambiado para irme cuando uno de los cajeros me hizo una seña con el teléfono. Supe que era Morelia porque mi alma en vilo convirtió en kilómetros los pocos pasos que di para llegar.
    
    —Si no abres tu correo electrónico se te va a saturar de mensajes. Te amo.
    
    —Yo…
    
    —Estás muerta de miedo. Lo sé. Pero el miércoles aclararemos algunas vainas.
    
    —¿El miércoles?
    
    —Como a las seis de la tarde ¿Oíste?
    
    —Sí…yo…
    
    Morelia cerró la llamada y yo caminé varias cuadras mientras las lágrimas me caían con completa displicencia. Una mujer me preguntó qué me pasaba. La miré y seguí mi camino. La eternidad, aun cuando es dulce, transcurre con lentitud, pero transcurre.
    
    Aquí, a solas con mis recuerdos, repaso una y otra vez este manuscrito mientras miro por enésima vez que el vuelo de Iberia procedente de Madrid ya ha llegado. Vienen dos hombres gordos, calvos y de cara colorada. Detrás, Morelia, hermosa en una falda de algodón rojo y con una camiseta blanca con pancita afuera, arrastra dos maletas enormes mientras me saluda con la mano y sonríe y yo siento que si no la tengo en mis brazos dentro de diez segundos sencillamente podría morir de amor. 
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