1. Los días por vivir 8


    Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos

    ... mover un musculo. Pensando en la respuesta.
    
    —Nos íbamos a casar. En seis meses —soltó como un disparo.
    
    Tragué saliva.
    
    —¿Y qué pasó?
    
    —Me engañó. Hace un mes y medio me enteré. Con un compañero de trabajo. Llevaban ya algún tiempo.
    
    Lo dijo como si aquello fuera algo que sucediera todos los días. Sin que el gesto se le descompusiera ni expresara más allá que una declaración de motivos y hechos.
    
    —Te dije un día que no soporto el engaño. —Añadió mirándome a los ojos—. Soy razonable, puedo hablar de casi todo, pero no entiendo que la gente vaya por detrás. Y no lo perdono. Menos una infidelidad…
    
    —Lo entiendo. —Pensé en mí y en Fernando, en mis noches locas, mis alocadas infidelidades y en cómo estaba yo ahora mismo.
    
    —¿Por qué crees que hay gente que hace eso? —me preguntó.
    
    —¿El qué?, ¿engañar? —recalqué, asintiendo él de inmediato—. Supongo que es porque no miden bien las cosas, se dejan embaucar… No controlan sus instintos… —No quise continuar.
    
    —Yo creo que es porque no se quieren a sí mismos.
    
    —¿Cómo que no se quieren? ¿Natalia no se quiere? —expresé sorpresa y extrañeza.
    
    —Yo creo que no. Te explico. Si llevas una relación de tres años, con vistas a un futuro y todo va razonablemente bien, ¿qué es lo que empuja a romper esa relación? ¿Un deseo irrefrenable? ¿Un calentón? Yo creo que no. La gente que no se quiere a sí misma, se abandona a ciertos actos. En el fondo desean huir de esa relación a través de ellos mismos y buscan una excusa. Ahí ...
    ... entra el deseo, el calentón, la novedad, pero eso es la excusa… —se encogió de hombros—. No quiero decir que esas personas sean unas inadaptadas. No, en absoluto. Pero huyen. Del compromiso… O de sí mismas.
    
    Volví a tragar saliva nuevamente. Sin saberlo, me estaba, describiendo. Según su teoría, yo, huyendo de mí, de la relación imperfecta y defectuosa con Fernando, buscaba un sexo que me compensara lo que con él no tenía. Pero que, en verdad, eso era una simple excusa. En realidad, yo buscaba la ruptura con él, al saber lo imperfeto de esa relación. Aquella teoría albergaba mucho sentido.
    
    —No es tan sencillo, Alberto… —bajé la cabeza—. Hay veces que se hacen cosas… que no son entendibles para la mayoría, pero que encierran razones.
    
    —Siempre las hay, Elena. Y seguro que serán válidas. No lo niego. Lo que yo te quiero señalar es que al final son las personas las que actuamos. Y lo hacemos empujados por algo. Yo pienso que es la huida.
    
    —¿Cómo te enteraste? De lo de Natalia, me refiero.
    
    —De casualidad. Alguien los vio… Y yo me acabé enterando. El último, claro —me contestó con tranquilidad.
    
    —No lo has perdonado…
    
    —No. Nunca lo haré. Me traicionó. —Se detuvo mientras el camarero nos servía en primer plato y el vino—. ¿Tú lo harías?
    
    —No lo sé…
    
    —¿Tú has traicionado a alguien? —me preguntó de sopetón, pero de nuevo con tranquilidad.
    
    —No… o no sé —mentí descaradamente—. A veces, pienso que sí. Que he… he cometido errores que se podrían asimilar a eso —intenté ...
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