-
Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
... arreglarme, torpemente, con mis recuerdos y la propia conciencia. No me dijo nada. Esperó a que yo continuara. —Me da… me da vergüenza, Alberto. Preferiría… no… no contarlo, por ahora. —Me parece bien. Cuando tú decidas, si es que optas por hacerlo. ¿Quieres saber por qué hoy te agradezco enormemente que estés aquí conmigo? Me sorprendió la pregunta. Debía ser yo la que estuviera encantada de no regresar a mi casa para no encontrarme, al menos durante el fin de semana, a una soledad aplastante. Eso sin contar con que Nacho, a pesar de la abrupta conversación de la noche anterior, había vuelto a las andadas. No le contesté y así supuse que el tema quedaba zanjado y anulado. —Sí, claro — afirmé. —Natalia no deja de llamarme. Incluso lo ha hecho su madre. —Y tienes miedo a que se presente en tu casa. —Así es. —¿Y no conoce donde vamos mañana? —inquirí con un punto de extrañeza. —No. Ella sabe que existe… pero nunca ha ido. No le interesaba esa parte de mí. Lo veía como una pérdida de tiempo. Sabe el pueblo, pero la casa no la encontraría nunca. —¿Y qué es y dónde está esa guarida secreta? Lo mismo eres un superhéroe y descubro que tienes allí un traje de látex con el que sales por las noches como un justiciero —bromeé. —No. Para nada soy ningún superhéroe —sonrió como habitualmente hacía. —No me vas a decir tu guarida secreta… —Eso, mañana. Todo a su debido tiempo. Y siguiendo con el tema de Natalia, debo confesarte que tu presencia me ...
... hace más fuerte. Seguramente estaré encantado de tu charla, de tu amabilidad… Y me hará olvidarme de ella y de su presión. Así que, gracias, Elena. —A mí me pasa lo mismo. Tampoco quería ir a mi casa. —¿Hay algo más? —No… —sé que no resulte convincente, porque se me quedó mirando y apuntó una ligera sonrisa en la comisura de sus labios—. O al menos, no es importante… —mentí a medias—. Bueno sí… —suspiré y cerré los ojos sabiendo que no podía ocultarlo—. Es Nacho… —terminé asumiendo que de alguna forma tenía que ir empezando a soltar lastre. Alberto continuó en silencio, mientras el camarero nos retiraba el primer plato de degustación, nos servía el segundo y una nueva copa de un vino distinto. —Nacho… —empecé torpemente— bueno… El caso es que tuvimos algo. —Me notaba a mí misma nerviosa e incómoda—. Pero es que… me avergüenza contarte… También me ha pedido que le facilite carpetas, expedientes… No le he dado nada —me apresure a decir. Me sentí mal. No me sentía suficientemente capaz para confesarle nada de lo mío con Fernando. Me era raro y extraño. Él no me presionó. Hizo un gesto como que no pasaba nada, bebió un trago de la copa de vino —Sé que no le darías nada. Primero, porque no creo que seas ese tipo de persona. Y segundo, porque toda esa información está encriptada y en un servidor seguro. Lo mismo se piensa que somos un bufete arcaico y poco fiable. —Negó lentamente con la cabeza, dado por sentado lo que añadió a los pocos segundos—. Esto que me ...