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Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
... dices me demuestra que no es muy… listo, por así decirlo. O que está desesperado por pasar algo a sus nuevos jefes. —Me he negado, pero continúa presionándome… —añadí soltando aire y el peso que aquello me atenazaba. —Me imaginaba que intentaría presionarte. No hace falta que me cuentes nada más. En fin, no le des importancia —finalizó con su sonrisa característica. Aliviada y algo más sosegada, empecé a pensar en que Alberto me gustaba. —Nacho ejerce una mala influencia sobre ti —me dijo a los pocos segundos, absolutamente tranquilo, mientras se afanaba en su plato, con el cuchillo y el tenedor. Aquella frase me dejó noqueada. ¿Tanto se me notaba? ¿Cómo podía saberlo? ¿Se lo había dicho Lorena o alguien del despacho? Debió notar mi incomodidad. —Es una conclusión propia. —Añadió tras tragar lo que acababa de llevarse a la boca con el tenedor y esbozar una mueca de gusto por el sabor—. Y me baso en que te pones bastante nerviosa con él delante. Incómoda, como si le reprocharas algo que no puedes decirle y por eso te sintieras… inferior o dependiente de él. Lo noté el primer día, cuando estábamos en tu despacho y él te dijo de veros. Estaba claro que no era para hablar de trabajo. —Eres observador —apunté con cierta sorpresa. —Mucho. En eso salgo a mi madre. El resto de los días, también me fijé en tu comportamiento con él. Era simple curiosidad, nada malo, ni insano, pero se notaba. Es… como, no sé decirlo de otra forma… Una mala ...
... influencia. —Él… sabe cosas de mí. Tiene una relación extraña conmigo… No es que estemos liados… Pero… —Elena… —me cortó con suavidad—. Te influye de forma tóxica. O a mí me lo parece. No quiero ser cotilla, ni indagar en eso que no quieres contarme. De verdad. Pero lo noto. Es como cuando hay humedad en el aire y sabes que caerá una tormenta. Se calló ahí, sin indagar ni preguntar más. Me resultaba extraño, y a la vez muy excitante, que nunca había hecho el más mínimo comentario a lo sucedido con Iván cuando se acercó a él y le pidió que se fuera y me dejara tranquila. Escuchó, con total seguridad, lo que Iván dijo y también tuvo que oír el insulto de Inés. —¿Y cómo me libro de él? ¿De esa mala influencia? —¿Quieres hacerlo? —me preguntó con la mirada muy fija en mí. --Sí... --susurré. Aquella pregunta se quedó colgada en mis reflexiones. Primero en los instantes posteriores, luego, en el resto de la cena. Y finalmente en mi habitación del hotel. Por suerte, o por desgracia, no sé bien qué es lo adecuado, no la contesté con la decisión que sentía, en ese momento. Una interrupción en ese momento del maître, otra de un camarero y una llamada del despacho, hicieron que todo se fuera diluyendo. El chef, sonriente, solícito, amable y cariñoso con Alberto, se acercó a nuestra mesa al finalizar la cena, con lo que tampoco surgió ahí el momento. A mí me saludó con mucha cortesía, creo que calibrando si era un ligue de su abogado o simplemente, tal y como me había presentado ...