-
Los días por vivir 8
Fecha: 26/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: lolabarnon, Fuente: TodoRelatos
... Alberto, una colega del despacho. Hablaron un par de minutos de cosas intrascendentes, del negocio, de los problemas a la hora de encontrar un género de muy alta calidad que no fuera un disparate en el precio, de lo laboriosa que era la cocina, el trato del personal… Cuando se fue y nosotros regresamos a nuestra conversación, el tema de Nacho se quedó olvidado, inerte en algún sitio entre ambos. Ni él insistió, ni yo lo saqué de nuevo. Hablamos de nosotros, de nuestras infancias. De recuerdos que nos hacían sentir cariño, de la familia, de lo que habíamos pensado ser de pequeños. De nuestros errores y aciertos. Nos reímos y ambos nos distrajimos de lo nuestro. Fue una velada que sentí muy especial. No porque deseara nada más con él, aunque percibía que empezaba a deslizarme por una pendiente muy agradable. Bien es cierto que lo achaqué a lo confortable que Alberto hacía siempre nuestras charlas. Esa caballerosidad de permitir los espacios necesarios y convenientes. Su intuición para alargar los silencios y dejar que cada cual hablara con palabras o con la mirada. Una forma de exponer los temas de forma simple, sin artificios ni adornos de escayola. Me fui a la cama con una grata sensación, sintiéndome un poco niña con él. Saboreando una especie de protección distante pero cierta, como de alguien que está lejano, pero presente. Recordé de nuevo las palabras de Lorena y no pude dejar de imaginarme qué habría pasado si nos hubiéramos besado esta noche. Porque, yo ...
... lo veía: entre nosotros había una química que ninguno quería saltar. Existía una barrera, que tampoco parecía grande ni imposible, pero que ambos la mirábamos desde una prudente y silenciosa distancia voluntaria. Me dormí con placidez, dejándome envolver por un sueño tranquilo, al que ayudó que, Nacho, esta vez, ni siquiera me había mensajeado. Creí que se daba por vencido y sentí una ventana que se abría en mi pecho. Sola, con la compañía de mis reflexiones, tuve la certeza y convicción de que sí quería olvidarme de Nacho y de su influencia. Al día siguiente a eso de las once de la mañana, Alberto vino a buscarme. Venía en un mediano todoterreno, de color negro. Y en el maletero, además de mi maleta y la suya, había un par de cajas de vino y varios paquetes. —¿Te gusta la carne? —Sí, claro —le contesté poniéndome el cinturón de seguridad. —Entonces, perfecto —sonrió—. Llevo una que me han asegurado que es muy buena. Durante el viaje fuimos hablando de cosas muy superficiales. Dejando que el día, entre tibio y agradable, entrara por los cristales del coche, caldeándonos. No tardamos mucho en llegar. Era un caserón antiguo, de piedra. Me explicó que los sillares provenían de antiguas canteras de la zona. Se veía grande, con una parcela muy espaciosa, llena de árboles y viales antiguos. Tenía un porte elegante, solariego y se notaba que estaba en reformas, aunque había una parte que aún no estaban iniciadas. Otra, la más cercana a la puerta de entrada, sí. ...