1. Incesto y perversión (11) madre/hijo


    Fecha: 28/11/2025, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... su abdomen. Ahí se detuvo, y se puso en cuclillas frente a él. Escuchó una exhalación profunda del chico, que sabía muy bien lo que venía.
    
    Apoyó ambas manos en sus muslos, lo miró desde abajo. Adriel, instintivamente, extendió una mano y corrió un mechón de pelo detrás de la oreja de su mamá, con mucha ternura. Ahora su rostro quedó totalmente a la vista. Sus ojos claros lo observaban con decisión desde abajo. El chico sintió como ella llevaba las manos as hacia el botón del pantalón. Lo desabrochó, observándolo con una sonrisa lasciva, y luego bajó al cierre. Pero aún no liberó la verga.
    
    Entonces tironeo hacia abajo el pantalón, hasta dejarlo a la altura de los tobillos. Adriel estaba listo para recibir una felación de su hermosa madre. Pero tendría que esperar un poco más.
    
    Ella arrimó la cabeza y cerró los dientes encima del calzoncillo, mordiendo la verga a través de la tela. El chico se estremeció. Luego llevó la mano a la entrepierna y empezó a masajear, siempre a través de la ropa interior. Adriel gimió de placer. Pensó por un segundo en Lulú y en su papá, en una improbable pero cierta posibilidad de que alguno abriera esa puerta en ese mismo instante. Pero se dijo que si por casualidad esa tragedia llegará a ocurrir, ninguno de los dos podría acusarlo de nada, ni a su mamá tampoco, porque él sabía la verdad y si era necesario las diría.
    
    Esa idea lo alivió bastante. Sin embargo, se le ocurrió una idea perversa.
    
    —Sería una cagada que papá se aparezca y ...
    ... nos descubra —Dijo—. ¿Por qué no lo llamás y confirmás que todavía está en su oficina?
    
    A esa le sorprendió el juegos perverso del chico, pero le siguió la corriente. Se irguió y volvió a la cocina, en donde había dejado el celular. Adriel la vio venir con el aparato en la oreja, hablando con una sonrisa sensual.
    
    —¿Entonces, no podes venir más temprano? —decía mientras se acercaba a su hijo, que tenía la verga ya con una dureza insoportable—. Bueno, y yo que pensaba regalarte algo especial en caso de que pudieras venir —agregó después, con una perversidad que a él lo fascinó, mientras volvía a ponerse en cuclillas delante suyo. Escuchó decir algo a su padre, aunque no comprendió qué era—. Una tanga nueva, que me compré el otro día. Bueno ahora me la pruebo y te mando una fotito, para que tengas un adelanto. Pero no te preocupes, atendé a ese cliente. Eso sí, después no te quejes si a la noche no te doy postre. —Adriel escuchaba cómo su madre tenía esa conversación con su padre, mientras los dedos de uñas largas se dirigían al elástico del bóxer, para luego tironear hacia abajo, y liberar por fin esa verga dura, grande, con las venas marcadas atravesándola a lo largo. Ella lo vio, fascinada. Observó que ya había largado bastante líquido preseminal. Se le hizo agua en la boca—. No te preocupes, mi amor. Te estoy jodiendo. A la tarde nos vemos. Y a la noche…
    
    Entonces por fin se acercó a la verga. Adriel vio cómo su madre sacaba la lengua y flotaba justo ahí donde brillaba ...
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