1. Unos pantalones demasiado cortos; la nena del tren


    Fecha: 03/12/2025, Categorías: Hetero Autor: GataMojita, Fuente: TodoRelatos

    ... signo de identidad con su ropa. No es necesario procesar muchas de las frases que nutren su charla para hacerse una idea del escaso nivel de su retórica.
    
    Al encaminarse hacia las vías, una tercera chica entra en el campo visual de Fausto. En un inicio, no le llama mucho la atención, pero sus pantalones tejanos son tan cortos que tiran de una de las cejas del chico.
    
    Esperando en el andén, los futuribles viajeros se aproximan. El único interés del joven radica bajo los indiscretos límites de esa textura desgastada que se vale de unos sutiles encajes blancos, en los laterales, para completar el abrazo a tan hermoso culo.
    
    Ella es consciente de que su decencia está en tela de juicio. Cuida sus movimientos a la vez que parece vigilar a Fausto, quien mantiene una discreta pose mirándola de reojo solo cuando se siente libre de supervisión.
    
    La chica sigue dialogando con sus amigos, gesticulando jovialmente y lanzando improperios. Sus bambas con motivos rosas y sus calcetines bajos son de lo más corrientes y mundanos, al igual que su camiseta; pero esos pantalones son tan cortos… Sus redondas nalgas luchan por asomarse logrando exhibir su pliegue inferior.
    
    “!Ese! !Ese debería ser el límite!”
    
    Fausto se incendia bajo una impasible máscara de frialdad. Se pregunta cómo aquellos niños pueden darle un trato corriente a su amiga. Cierto es que no tiene una belleza sublime ni mística, pero, en parte, es justamente eso lo que conforma su encanto. Una muchacha corriente, con ...
    ... piernas bonitas, pelo liso y largo de tono rojizo, unos labios pintados de un modo demasiado notorio para una edad tan temprana…
    
    En medio de tantas tonterías, una de las mozas pronuncia la palabra "Guapo" en voz baja. Es imposible precisar el objeto de aquel adjetivo, pero a Fausto le parece percibir miradas furtivas de las chicas hacia su ser.
    
    “¿Es posible que se refieran a mí?”
    
    Ciertamente, él es alguien demasiado mayor para esas crías, pero no es menos cierto que aparenta ser mucho más joven. En los últimos meses, ha adelgazado mucho y se ve mejor. Su silueta musculosa ha salido a relucir a medida que los kilos de más se han ido consumiendo.
    
    La llegada del tren se demora más de lo que pretendía aquel aviso de cómica pronunciación, pero eso poco le preocupa ya a Fausto, quien aguarda con templanza en una pose que piensa que le favorece: erguido, pero con un toque de informalidad.
    
    Le da un calambre cada vez que aquella chica provocativa le sorprende mirándola por el rabillo del ojo.
    
    Uno de los niños se dirige a ella por su nombre: "Andrea", y la distrae, por un momento, de ese pícaro juego visual.
    
    La situación ha dejado de ser corriente: ha nacido una trama que tiñe, de rojizos colores pasionales, el lienzo gris que sostenía una vulgar espera en los márgenes del transporte público.
    
    Fausto se percata de que uno de los muchachos le mira mal, pero eso, lejos de desanimarle, da más solidez a sus sospechas. Una garra de dolor angustioso exprime su corazón, ...
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