1. Un día de lluvia, rayos y truenos


    Fecha: 08/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... Quique!!
    
    Al correrse tiró de mis pelos cómo si quisiera arrancarme la cabellera. Mientras temblaba dos regueros de jugos acuosos bajaron por el interior de los muslos de sus largas piernas. Sus gemidos eran deliciosos.
    
    Acabó de correrse al tiempo que dejaba de llover. Con una sonrisa de oreja a oreja, subió las bragas y me dijo:
    
    -Me voy.
    
    Me toqué el paquete, y le pregunté:
    
    -¿Me vas a dejar así?
    
    -Yo no te puse así, te pusiste tú solito.
    
    Un rayo iluminó la casa, y al rayo siguió un trueno. Me saltó encima. Sus brazos rodearon mi cuello y sus delgadas piernas mi cintura. Sentí su cuerpo temblar y su respiración acelerada. Le tenía pánico a los truenos aunque lo peligroso fueran los rayos. Comenzó a caer granizo. Hacía tanto ruido sobre las tejas que parecía que se iba a caer el tejado. Le dije:
    
    -Tengo ganas de meter dentro de tu coñito.
    
    -Sería muy peligroso.
    
    -Para algo está la marcha atrás.
    
    Besándonos la llevé hasta la cama. La puse encima. Echada sobre las pieles parecía una muñeca de ojos azules.
    
    -No deberíamos, Quique.
    
    -Nadie se va a enterar.
    
    Le desaté los cordones de los zapatones, se los quité y le quité los calcetines. Besé las plantas de sus pies. Soltó una carcajada, y después me dijo:
    
    -Me haces cosquillas.
    
    Dejé sus pies, y le dije:
    
    -Lo que voy a hacer es que veas las estrellas.
    
    Facilitó que le quitara el vestido. Tenía las piernas cerradas. Fui besando el interior de sus piernas, piernas que se fueron abriendo… ...
    ... Sus rodillas se flexionaron y su culo se levantó para que le quitara las bragas mojadas. Después le quité la blusa azul, se la quité botón a botón y beso a beso. Le siguió el sujetador. Sus tetas eran cómo naranjas, las magreé, lamí y chupé sus areolas marrones y sus pezones pequeños y duros… Salí de la cama y me desnudé. Elisa vio mis huevos hinchados y la polla tiesa. Se la puse en los labios, la cogió con su mano derecha y me la chupó. Estaba tan cachondo que no duré nada. La avisé:
    
    -Sácala que me voy a correr.
    
    Quitó la polla de la boca y me corrí mientras la frotaba en sus areolas y sus pezones.
    
    Al acabar de correrme, me dijo:
    
    -Dame las bragas para limpiar las tetas.
    
    -Sé otro modo mejor de limpiarlas.
    
    Le lamí las tetas, me preguntó:
    
    -¡¿Qué haces?!
    
    Lamí, chupe… Y me tragué mi propia leche. Elisa estaba anonadada.
    
    -¡Mira que eres cerdo!
    
    -¿Acaso tú no te chupas los dedos cuando te haces una paja?
    
    No me contestó.
    
    Después de comerle las tetas, me arrodillé entre sus piernas y froté mi glande en su coñito empapado y en su clítoris al tiempo que le magreaba las tetas. Elisa tenía las manos en la posición de la maja desnuda, me miraba cómo mira la del cuadro y se dejaba hacer. Quise meter la punta de mi polla en su coñito peludo, pero no entró… Seguí frotando, y a fuerza de rozar mi polla en su vagina y de besarla esta al abrirse y al cerrarse, logré meterle la punta. Rodeó mi cuello con sus brazos, me besó, y después me dijo:
    
    -Pensé que la ...