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Un día de lluvia, rayos y truenos
Fecha: 08/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
... primera vez dolería más. Con ella dentro, un rayo volvió a iluminar la casa. Esta vez el trueno sonó más cerca. Elisa se abrazó a mí, me apretó contra ella y la polla entró hasta la mitad. Exclamó: -¡Ay! ¡¡Me dio!! Sí que le había dado, y en todo el coñito, pero no el rayo. Ya no la quité. La seguí follando hasta que la polla se deslizó por el apretado túnel dándole solo placer. Cuando comenzó a gemir, le dije: -¿Quieres subir y follarme tú a mí? -Vas a pensar que soy una fresca. -Lo que voy es ver a una preciosidad disfrutando. Me empujó, sonrió con picardía, y me dijo: -¿Crees que soy preciosa? -Sabes que lo eres. Me di la vuelta y se quedó encima. Me folló despacito, pero hasta el fondo desde la primera clavada… Me besó… Me dio las tetas a mamar, unas tetas con tacto sedoso, cómo toda su piel, que no se movían y que tenían los pezones tiesos y las areolas hinchadas. Cuando ya estaba a punto, me besó, y me dijo: -Cierra los ojos. No quiero que veas cómo me corro -¿Y eso? -Me da vergüenza. Cerré los ojos. Elisa, con sus manos apoyadas sobre mi pecho me folló a mil por hora. Sentía su culo yendo hacia atrás y hacia delante… Abrí los ojos y la miré. -¡No me mires! Su ceño se frunció, miró al techo, después cerró los ojos de golpe, y dijo: -¡¡¡Oooh!!! Sentí cómo su coñito desbordaba. Otro rayo iluminó la casa. No ...
... vio la luz del rayo ni sintió el ruido el trueno, ni el de la granizada que cayó después, ya que al correrse cerró los ojos y chilló cómo una coneja cuando folla. Al acabar de correrse, saqué la polla, la cogí por la cintura y le puse el coñito en mi boca. Empapado y aun latiendo lo encontré delicioso. Le dije: -Quiero que te corras en mi boca. Se rio cómo una tonta, y después dijo: -¡Ay, cómo eres! Vale, come, goloso. A ver si eres capaz a hacer que me corra otra vez. Empecé lamiendo y follando su culo. La idea era excitarla a ver si me dejaba follárselo. Funcionó, ya que al rato, me dijo: -¿Quieres meter un poquito en mi culo? -Sí, pero mete tú. No quiero hacerte daño. Elisa cogió mi polla con la mano izquierda y la frotó en su ojete mientras me metía las tetas en la boca. Sentía su culo latir cada vez que la ponía en la entrada… Estaba tan excitada que cuando metió la punta dentro no le dolió. Ni tampoco cuando metió el glande. Yo ya estaba tan cachondo que me iba a correr. Le dije: -Te voy a llenar el culo de leche. Quitó la polla del culo y la frotó en el coño. Derramé en la entrada y en sus labios vaginales. Cuando sintió que se iba a correr me volvió a poner el coñito en la boca. ¡Cómo lo tenía entre sus jugos y mi corrida! Lo frotó en mi lengua, y en segundos, exclamó: -¡¡Qué corrida, madre, que corrida viene ahí!! Quique.