-
Mis vacaciones en cuba y sus sorpresas
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Hetero Intercambios Autor: Moechustrefe, Fuente: SexoSinTabues30
Hace unos años fui diez días de vacaciones a Cuba, quería conocer esa hermosa isla su gente y sus paradisíacas playas. Comencé mi estadía como la gran mayoría en La Habana, una hermosa ciudad llena de gente cálida y amable. Había alquilado un departamento chico solo para mí, cerca de una playa porque la idea era caminar por diferentes lugares. Mi primer día en la playa estaba tomando sol y hacia bastante calor, cerca de mi había un grupo de adolescentes cubanos jugando pelota y en un momento se las escapa hacia donde yo estaba. Me hacen seña si se la puedo alcanzar y yo piso la pelota con un pie, la levanto y con el otro la pateé fuerte, de casualidad fue hacia donde estaban y el aplauso fue general. Incluso yo me sorprendí de mi destreza casual pues la verdad es que soy un desastre en los deportes, me aplaudieron, agradecieron y continuaron jugando. Yo seguí en lo mío, me puse a la sombra de una planta a leer un libro que había llevado, estuve un buen rato leyendo y estaba tan concentrada en leer que perdí la noción del tiempo. Al parecer el partido termina, los chicos se van y veo que dos de ellos se acercan hacia mí, venían caminando remeras en mano y en malla, sus cuerpos oscuros brillaban por el sudor y su sonrisa reflejaba una dentadura perfecta como solo los morenos mulatos tienen, eran unos adolescentes de unos 17 años sumamente bonitos. Me saludan y se sientan cerca mío, me preguntan de donde soy y al decirles que yo era argentina se alegraron y ...
... sorprendieron gratamente. Me cuentan que su abuelo tiene un gran amor por nuestro país y que siendo la cuna del Che todo lo que de allí venia debía ser bueno. Hablamos de todo, banalidades y hasta cosas serias, se hace tarde junto mis cosas para irme y ellos se ofrecen a acompañarme caminando, seguimos conversando en el trayecto y cuando llegamos me saludan yéndose para su casa. En la charla me cuentan que se llaman Abel y Ernesto, que son hermanos y viven con su abuelo. Repito al día siguiente la misma rutina del día anterior, me senté a la sombra en malla a leer tranquilamente a la tarde después del almuerzo. Después de varios minutos descubro que caminaban por la orilla del agua y al verme me saludaron con señas, los saludé y vinieron a mi lado. Me dan un beso en la mejilla y se sientan cerca de mí en la arena. Charlamos, reímos, nos bañamos en ese hermoso mar y cuando se acercaba la tarde los invité al departamento a tomar un refrigerio, ellos aceptaron alegremente. Llegamos a mi casa y les preparé una buena merienda con un clásico argentino, pan con mantequilla y azúcar y una buena taza de café con leche. Debo decir que sentí que tenían hambre y no me equivoqué porque lo devoraron todo. Después de la merienda me acosté en el sofá y ellos sobre unos almohadones en el suelo y les leí durante un buen rato algunos cuentos de un par de libros que traje. Les gustó mucho esta actividad y la verdad es que fue un momento muy ameno y sumamente placentero. Esto se ...