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Mis vacaciones en cuba y sus sorpresas
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Hetero Intercambios Autor: Moechustrefe, Fuente: SexoSinTabues30
... convirtió en una rutina nuestra. Durante un par de días vinimos después de la playa y merendamos y leímos, les gustó y a mí me resultó una actividad casi maternal, me hacía sentir muy bien además de divertirme. Me hicieron reír mucho porque me apodaron “la Tía “. Una tarde creo que un jueves, cerca de la noche vinieron a mi casa a verme y a decirme que el abuelo de ellos me había invitado a comer a su casa el viernes a la noche, ellos le habían contado la rutina nuestra de las tardes. Obviamente que ante semejante cordialidad acepté gustosamente a la invitación, me resultaba una muy buena forma de conocer gente y familias de Cuba y sus costumbres. Ese viernes me bañé, arreglé mi peinado con una colita que juntaba mi pelo sobre la cabeza, pinté las uñas de mis manos y mis pies. Elegí usar un hermoso vestidito entallado con breteles largos que dejaban mis hombros y parte de mis senos a la vista. Soy una mujer relativamente delgada, con buenas formas y buenas tetas, por eso ese vestido me queda perfecto. Me paré frente al espejo y considero que me veía sexy, me gustaba, me hacía sentir bien. Tocan el timbre y son los hermanitos que vienen a buscarme, bajo y juntos nos fuimos riéndonos en un taxi a su casa. Al llegar me encuentro con un edificio muy antiguo al frente del malecón, hermosa construcción de estilo con todos sus detalles molduras en el frente y balcones con barandales llenos de plantas bonitas. Entramos y esperando en la sala había un hombre ...
... moreno de aspecto mayor, bastante alto (creo que un poco más de 1.90 ), pulcramente vestido con un elegante traje blanco crudo y un moño en su camisa color caqui parecía como parado en el tiempo, era como un personaje de García Márquez de sus Cien años de soledad, hermoso y con mucha presencia, por cierto. Ambos nos acercamos sonriendo, él intentó estrecharme la mano para saludarme e instintivamente me estiré y le dí un beso en la mejilla, vi una reacción de sorpresa en su rostro que sonrío amablemente. Se presentó de la sgte manera -“ hola ! soy José, el abuelo de los niños es un gusto tenerla en casa, me han hablado mucho de Ud, bienvenida…” respondí -“hola soy Alicia, el gusto es mío “ y galantemente me invitó a pasar a su casa. El interior del departamento que estaba en una planta alta a la que se accedía por una escalera de mármol interminable parecía como parado en el tiempo. Había fotos en las paredes en blanco y negro, sillones y muchos objetos dignos del mejor de los museos. Los cielorrasos con rosetones de yeso muy altos y unos balcones que daban al frente con vista al Malecón, a pesar de no estar muy bien mantenido era una hermosura realmente. Y todo absolutamente tenía que ver con esa época, incluido José jaja. Cenamos hablando los cuatro y debo decir que fue como si nos conociéramos de toda la vida, reímos durante todo el tiempo, los chicos contaban anécdotas y yo respondía con alguna locura mía y no dejábamos de reírnos. Cada tanto ...