1. El ácido come sin mirar qué


    Fecha: 17/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... olor a comida en la ropa; tomados de la mano yo saboreaba en el recuerdo el momento recién vivido.
    
    – “Te quiero mucho preciosa”.
    
    – “Yo también pervertido, pervertido y pervertidor, ese fue tu proceder de hace un rato, y encima ahora siento palpitar mi culito como si quisiera más”.
    
    Esas palabras tuvieron el efecto de un potente afrodisíaco ya que mi pija adquirió renovada rigidez, y todo mi equilibrio, pruritos, pudor, etc., los tiré a la mierda; miré los alrededores desiertos, el vendedor de los sándwiches atento al partido que transmitía el televisor y entonces, con la mente nublada por el deseo, le hable al oído a mi novia.
    
    – “Sentate un poco más atrás para que la colita sobresalga del banco y el vuelo de la falda caiga libre, quiero sentir la palpitación que me dijiste recién”.
    
    – “Si serás degenerado, pedirme eso acá”.
    
    – “Mi amor, nadie nos ve, lo único que haré será levantar una parte de la falda, algo rápido y fácil de volver atrás si bien alguien”.
    
    – “No puedo creer que me deje convencer tan fácil”.
    
    – “Cielo, simplemente ambos deseamos lo mismo”.
    
    Pensando que necesitaría algo de ayuda le pedí al joven que nos atendía.
    
    – “Serás tan amable de acercarme algo de aceite?”
    
    – “Acá tiene, señor”
    
    Cuando nuevamente se concentró en el partido tomé el expendedor, unté mi dedo medio y busqué el objetivo lubricando la entrada y un poco más adentro mientras ella, con los codos en la barra y apoyada la cabeza en las manos simulaba mirar el ...
    ... televisor hasta que sintió que le corría la bombacha llevándola al borde de las nalgas.
    
    – “Hasta ahí nomás”.
    
    Ese pequeño intervalo lo aproveché para sacar el miembro, pasarle aceite y recorrer la rajadura dejando el ano en el centro, después hice leves presiones sobre el anillo, y ante su pasividad, quizá sin darse cuenta con qué la acariciaba, inicié la entrada lenta pero sin pausa. La diferencia de grosor la sobresaltó.
    
    – “¡Qué hiciste!”
    
    – “Aproveché que tu culito no solo es goloso sino también glotón y te metí la pija”.
    
    – “¡Ya está degenerado! Te sacaste el gusto de inaugurar un lugar por nadie visitado, ahora vamos a hacer un cambio grande”.
    
    – “Si cielo, lo que digas”.
    
    – “No te muevas y escuchá bien, a la mierda con este noviazgo, se terminó, ahora te quiero como mi hombre, mi marido, mi esposo, es hora de que entres a mi casa y la conviertas en nuestro hogar, sacá ese intruso de mi recto, pagá y vámonos”.
    
    Llegados entramos por turno al baño, el esfuerzo nos había hecho transpirar; cuando salí con la toalla envuelta en la cintura ella estaba en la cama tapada con la sábana desde los hombros ante lo cual me desnudé y entré a su lado, ella ubicó su cabeza en el hueco de mi hombro y así permanecimos unos instantes disfrutando la mutua cercanía.
    
    – “Querido, quiero que sepas que recién se me cruzó por la cabeza hacerte una broma pero la descarté de inmediato; el tema es tan serio que no hay lugar para el humor, hace tres meses suspendí las pastillas y, por ...