1. El ácido come sin mirar qué


    Fecha: 17/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... “Es verdad, pero el dolor me impedía pensar con cierta coherencia y no me pareció bien llevarte solo tristeza sin aportar algo para paliarla”.
    
    – “Y ahora?”
    
    – “Ahora sé qué hacer y tengo una idea de cómo llevarlo a cabo. En pocas palabras, pienso divorciarme pero antes tomar venganza”.
    
    – “Lo que hiciste en el baño estaba planeado?”
    
    – “No, fue algo espontáneo; cuando escuché las dos escusas simultáneas para alejarse supe que se iban a juntar y los seguí; lo que pasó después fue una improvisación con las cosas que tenía a mano”.
    
    – “Y yo qué hago”.
    
    – “Necesito de tu paciencia, una semana de aguante en la que tendrás que hacerte la tonta, como si no hubieras percibido lo que pasó; en ese tiempo podrás pensar qué hacer, y en esa decisión no debo influir, porque las consecuencias las vas a sufrir sólo vos; te voy a acompañar en todo lo que quieras pero por más fuerza que haga no puedo sentir dolor en tu lugar.
    
    Siguiendo a un conocido estratega de tres siglos atrás que decía “Solo lo sencillo promete éxito” organicé una venganza de simple ejecución y para ello programamos un asado el sábado al mediodía en nuestra casa para los dos matrimonios; Patricia solo tenía que seguirme la corriente; a la hora prevista comencé la tarea mientras ellos disfrutaban sol y pileta contribuyendo a que los dos infieles se confiaran.
    
    Atento a los movimientos de ambos amantes veo a Enrique ir hacia la casa, inmediatamente después que mi señora dijera que iba a lavar bien la ...
    ... verdura para preparar la ensalada.
    
    A mis espaldas estaba el amplio ventanal pegado a la larga mesada con la pileta de la cocina, así que levanté el celular apuntando hacia allí, viendo a Elisa atareada y en seguida aproximarse al galán ubicándose levemente atrás y al costado; el movimiento de ella llevando la mano como para sacarse algo que le molestaba a la altura de las nalgas, me llevó a pensar en alguna caricia atrevida por parte del varón, sobre todo porque ambos miraron en mi dirección.
    
    Parece que al constatar mi concentración en el teléfono les llegó la tranquilidad necesaria para seguir, pues ella continuó en la misma posición pero con la cabeza baja y los ojos cerrados mientras él permanecía mirando hacia donde yo estaba y moviendo disimuladamente el brazo que cruzaba hacia la parte baja de la espalda de la hembra.
    
    Luego de darles un minuto para que la excitación avanzara decidí que era el momento de arruinarles la diversión, y así, rápidamente me puse de pie y caminé en dirección a la puerta ubicada al lado del ventanal.
    
    – “¡Enrique, me acordé de algo que dejamos pendiente en el partido de truco!”
    
    No hay como el miedo para impulsar un escape a buena velocidad y, cuando el temor se presenta sorpresivamente, seguro que la carrera se realiza llevando por delante algo que produce un indeseado estrépito, y así voló la mesa ratona acompañada por el jarrón que tenía encima. Cuando apareció al lado del marco tenía la cara desencajada y no había rastros de la ...
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