1. El ácido come sin mirar qué


    Fecha: 17/12/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... de puta, me echaste algo que me está quemando”.
    
    – “Ya lo sé pelotudo porque siento lo mismo en la mano, vos sos el estúpido que me diste el envase”.
    
    Y salieron los dos corriendo, subieron al auto de él y partieron, presumo que al hospital. Sin saber qué pensar Patricia se volvió hacia mí.
    
    – “Qué pasó?”
    
    Le conté lo del perfume y que me había hecho preparar dos envases iguales, uno con la colonia mostrada y otro con ácido sulfúrico diluido, habiendo hecho el cambio cuando fui a buscar las pastillas para espantar los mosquitos.
    
    Comimos poco, la carga emocional de lo vivido nos había quitado el hambre, primero le conté los pormenores de los tristes días que estábamos viviendo y luego ella aprovechó para sincerarse; estaba convencida de ser frecuentemente engañada por Enrique desde tiempo atrás y había decidido divorciarse de ese vividor, a quien ya no amaba pero esperaba el momento apropiado. El dolor evidenciado luego del suceso en patio de comidas fue solo por ser traicionada con su amiga y no por un desengaño amoroso.
    
    De sobremesa vimos la filmación de los últimos minutos de contacto entre los lujuriosos, en especial el momento en que el placer cede paso al dolor. La parte más ilustrativa comienza cuando la mujer, haciéndose de cortar las verduras, pregunta por su amiga, y el hombre, después de mirar y no encontrar, responde que debe estar en el asador, mientras tanto se pone detrás, desenvaina el miembro, le levanta el ruedo, hace a un lado la bombacha y ...
    ... la penetra de un solo envión.
    
    – “Se ve que andabas con ganas puta, estás chorreando flujo”.
    
    – “Y qué querés si a cada rato me metías mano”.
    
    – “Lo que deseo es una mamada aromatizada”.
    
    – “Primero seguí un poco más y acariciame adelante que en seguida me corro”.
    
    El frenético bombeo hace que se presenten las convulsiones de la hembra, que se tapa la boca para atenuar el volumen de sus gemidos. Algo repuesta le pide al macho que le traiga la colonia pues él sabe dónde está; ya con el envase en la mano se arrodilla, con la palma de la mano sostiene el tronco pegado al vientre y sus dedos se ocupan de mantener separados los testículos; luego con la otra mano agita el frasco y aprieta el disparador desde unos centímetros para cubrir mejor la superficie.
    
    Dos o tres segundos de continua aplicación habrán pasado hasta el momento de los gritos, insultos y corrida hacia el auto. Ahí me felicité por haber decidido la instalación de las cámaras.
    
    Dos horas después del intento de aromatizar el miembro a saborear sonó mi teléfono, era el padre de Elisa.
    
    – “Sabía que lo de ustedes iba a terminar mal, mi hija está acá, quisiera saber qué le hiciste”.
    
    – “Tiene tiempo para recibirme?”
    
    – “Sí, te espero acá”.
    
    Después de dejar a Patricia en su domicilio, quedando en hablar al término de la reunión, fui hasta el departamento de mis suegros; por supuesto fui recibido con mala cara y Elisa ni apareció.
    
    Pocas palabras cruzamos y como lo que yo dijera tendría poco peso ...
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