Aniversario, vacaciones, e intercambio de pareja - Relatos Eróticos

Aniversario, vacaciones, e intercambio de pareja

... piso estaba Jairo, acostado boca arriba, y una mujer de cabello blanco se daba sentones sobre su pene mientras gemía con singular placer.

En el sillón estaba una pareja de edad similar a la nuestra, revolcándose y manoseándose a placer mientras ambos mantenían la lengua de fuera para lamer cualquier parte del cuerpo del otro que se les atravesara.

Y en la cama. En una gran cama digna de un bungalow suite, estaba mujer.

Laura estaba tirada boca arriba con ambas manos en su cabeza, tal cual lo hacía cuando la tenía yo ya bastante excitada. Se había quitado ya los calzones – Dios sabrá en dónde los había dejado – tenía piernas abiertas de par de par, y entre ellas, había un tipo rubio, con nalgas voluminosas como de mujer, que se la estaba comiendo con la intensidad que un niño se come un helado en pleno verano.

Thtat’s my wife, le dije a la chica mientras me quedaba helado mirando el espectáculo, y ella me respondió: And that… is my husband.

La miré con una expresión de sorpresa, y ella me regresó la mirada con una sonrisa. Después, simplemente me tomó de la mano y me dijo: Let’s join them.

Nos subimos en la misma cama donde estaba Laura con el americano. El movimiento la sacó de su trance y al darse cuenta de que era yo, le cerró las piernas en la cara a su amigo.

La chica miró a mi mujer con una sonrisa y le tomó la mano, llevándosela hasta mi cuerpo, como diciéndole que me tocara a mi mientras su marido la comía a ella.

Los ojos de mi mujer ...

... permanecían muy abiertos y fijos en los míos; no lo sé, tal vez, como si estuviera pidiendo permiso para continuar, o perdón por lo que estaba haciendo, pero aun así, poco a poco fue aflojando sus piernas permitiendo que el esposo de mi amiga volviera a meter su cara entre ellas y continuar con el trabajo.

La mano de mi mujer apretando uno de mis pechos me dio a entender que lo estaba disfrutando nuevamente, y mientras lo hacía, comenzó a acariciarme por todos lados como si no conociera mi cuerpo, como si para ella fuera un cuerpo nuevo para disfrutar.

Mientras aquello sucedía, mi pene entró nuevamente en la boca de nuestra socia, que ya estaba inclinada para hacer conmigo lo que su marido estaba haciendo con Laura, y en automático mi mano izquierda se estiró para alcanzar una de las tetas de mi mujer y comenzar a masajearla.

En pocos minutos perdimos toda postura. Mi mujer terminó acostada de lado con el tipo metiéndole cara y manos entre las nalgas, comiéndose vayan ustedes a saber cuál de sus agujeros. Yo cambiaba de tetas, yendo de las de mi mujer a las de mi amiga, aunque gracias a que ella se estaba moviendo, cada vez era más complicado alcanzarlas.

En pocos segundos, nuestra amiga había emulado un 69, pasando sus piernas por encima de mi cuerpo y dejando frente a mi rostro un gigantezco culo, que mi mujer no dejaba de mirar con gran atención.

En mi desesperación terminé insertándole el pulgar de un solo golpe a la mujer, que se estremeció al sentirlo, y comenzó a ...