Aniversario, vacaciones, e intercambio de pareja - Relatos Eróticos

Aniversario, vacaciones, e intercambio de pareja

... contonear su cuerpo mientras yo lo movía dentro de ella.

¡Qué demonios! Volví a pensar, ¡Si ya estamos en esto! Y mientras terminaba de pensarlo, levanté mi cara y la metí entre aquel par de voluminosas nalgas, empezando a lamer y morder suavemente toda la carne que tenía a mi disposición.

No veía nada, por obvias razones, pero pude sentir que a nuestro lado hubo movimiento, seguramente mi mujer cambiando de posición para obtener placer de una forma distinta.

Aproveché un segundo en que mi amiga se sacó mi verga de la boca para sacar mi cara de su culo.

¡Vaya pues! Pensé apenas giré la cabeza. Esta no me come a menos de que esté recién bañado, y ahora le está entrando con alegría a un pito que no sabemos ni en dónde estuvo metido media hora atrás.

El tipo estaba de rodillas con las manos en la cintura, y mi mujer, inclinada de frente al tipo comiéndose aquella blanquecina verga con un gusto que parecía que estuviera cubierta de chocolate.

¡She likes it! Me dijo la chica mientras miraba con emoción como otra mujer se devoraba a su marido. ¿Does she? Pensé en mi interior mientras observaba la escena junto con mi regordeta amiga.

De pronto, aquella mujer, con una seguridad que parecía que no fuera su primera vez, saltó de la cama y fue hasta la cajonera del peinador, abrió uno de los cajones, y sacó un par de condones.

Abrió uno con la boca escupiendo el empaque a un lado, y comenzó a ponérmelo.

Laura al darse cuenta de lo que su socia hacía, dejó de ...

... comerse al marido, y luego, recibió con una expresión de sorpresa el otro condón, que la mujer le entregó en la mano.

¿Qué estás haciendo? Pensaba yo, como si ella pudiera escucharme, mientras veía cómo mi mujer sacaba el plástico del empaque, y se lo colocaba con suavidad y hasta un poco de cariño a su amiguito.

La mujer me recostó boca arriba, y acomodó su voluminoso cuerpo sobre mi, quedando a pocos centímetros de ser penetrada.

El tipo tomó a mi mujer de la cintura y la guió para ponerla en 4, justo a mi lado, y se fue a poner detrás de ella.

Laura me miró y la expresión de hipnosis había vuelto. Sus ojos estaban en los míos, pero su mente no sé dónde.

Un segundo después, o tal vez dos, los ojos de mi mujer miraron a la pared, y su boca se abrió lanzando un ligero quejido, y dejándome saber que por primera vez desde que nos conocemos – o al menos eso quiero yo creer – una verga que no era la mía, acababa de entrar en ella.

No alcancé ni a reaccionar con lo que acababa de ver, cuando sentí que la mujer se dejó caer sobre mi, y mi verga quedó dentro en ella.

Laura se dejó caer poniendo su rostro sobre la almohada y mirándome directamente a mi. Luego estiró uno de sus brazos y me tomó de la mano.

No supe cuanto tiempo duró aquello. Solo recuerdo el rostro de mi esposa moviéndose por cada golpe de pelvis que recibía por detrás mientras sus ojos estaban fijos en los míos, pero su mente en otro lugar.

Vi todas sus expresiones, todas las que yo conocía: ...