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El culo de Carolina
Fecha: 21/12/2025, Categorías: Anal Autor: Alber, Fuente: CuentoRelatos
... exótico –y caro– de la ciudad, con pretensiones de lugar de las mil y una noches. El lugar era cerca, de modo que en poco tiempo nos encontramos besándonos frenéticamente en una habitación decorada con motivos orientales, una cama redonda, un espejo en el techo y una especie de potro para ensayar posiciones extravagantes. Apenas nos dimos el primer beso empecé a explorar toda su anatomía, aún por encima de la ropa, y el primer contacto de mis manos con sus preciadas nalgas fue increíble. Eran mejores que lo que había podido soñar, y todavía quedaba mucho por delante. Con frenesí le saqué la camisa y empecé a acariciarle las tetas por encima del sostén. Eran pequeñas, como lo esperaba, pero los pezones eran de un tamaño considerable y estaban duros y muy parados. De pronto ella me pidió que nos detuviéramos, cosa a la que yo accedí a regañadientes luego de que me prometiera que lo que venía me iba a gustar bastante. Me dijo que me quitara la ropa, que me quedara sólo en calzoncillos y que me acostara en la cama. Obedecí sus órdenes. De pronto, ella encendió el sistema de audio de la habitación y buscó una música suave. Todavía tenía puesto el sostén, el pantalón. Las sandalias ya se las había quitado y se había soltado el cabello. Al ritmo de la música empezó un baile muy sugestivo, moviendo las caderas como una felina en celo. Estaba claro que pensaba hacer un striptease. Mi pene estaba a punto de reventar. Primero se quitó el sostén y sus tetas quedaron en ...
... libertad. Y luego, sabiendo que aquello me mataría, se colocó de espaldas hacia mí y comenzó a bajarse los pantalones. Ante mis ojos atónitos quedó expuesto su culo maravilloso, sin imperfecciones, con nalgas firmes de piel morena que llamaban a ser tocadas, chupadas y gozadas. El hilo dental blanco que llevaba se le incrustaba deliciosamente en la raja. Las piernas también eran espectaculares, bellamente torneadas. Lentamente se quitó las pantaletas y quedó a mi vista su cuquita, completamente afeitada, luego de lo cual se acercó a mí y se montó en la cama. Yo estaba en el paraíso ante tan apetitosa visión. Con actitud decidida, Carolina me despojó de mis interiores y empezó a pajearme lentamente, haciendo que una abundante cantidad de líquido preseminal saliera de mi pene. Luego se metió mi verga en la boca y empezó a hacerme una mamada de película. Lamía, chupaba, se introducía la polla hasta la garganta. No había nada que no supiera hacer con aquella boquita maravillosa. De pronto le pedí que cambiáramos de posición para hacer un 69. Mientras ella seguía mamándome el guevo divinamente, yo empecé a pasar mi lengua por su totona depilada. El olor de su sexo era increíble, pues despedía un aroma especial que recordaba al del durazno y sus jugos eran dulces. Empecé a chuparle el clítoris con frenesí y a introducirle la lengua en su raja. Nos vinimos al unísono, ella pegando unos gritos muy fuertes mientras yo descargaba tres chorros de leche en su boca, los cuales se tragó ...