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El culo de Carolina
Fecha: 21/12/2025, Categorías: Anal Autor: Alber, Fuente: CuentoRelatos
... completicos. Mientras nos recuperábamos estuvimos abrazándonos, besándonos y explorando nuestros cuerpos con ardiente impaciencia. Cuando logré que se me parara de nuevo (cosa que no costó demasiado), fui a buscar los condones, pues ya no dejaría pasar más tiempo sin cogérmela. Ella me dijo que no haría falta, que tomaba pastillas y que quería hacerlo al natural. Ni corto ni perezoso, yo obedecí, le abrí las piernas, las coloqué sobre mis hombros y procedí a clavarle mis 19 centímetros de carne hasta el fondo de la cuca. Ella gritó de placer. Comencé a bombearla lentamente, con penetraciones profundas. Después empecé a darle durísimo y ella gemía, pegaba gritos y decía, mientras me clavaba las uñas en la espalda: –¡Sí, síii, coño papi, reviéntame la cochofla! Yo incrementé el ritmo y estaba claro que Carolina estaba a punto de acabar, pues de su totona emanaban chorros de líquido caliente. Su orgasmo fue descomunal y ruidoso. Las piernas le temblaban de lo mucho que estaba gozando. Yo tenía el pene como un hierro incandescente, pero todavía no pretendía eyacular. Había un manjar que yo estaba esperando degustar antes del final de la noche: su culo. El problema es que, hasta donde yo sabía, Carolina era resistente a practicar el sexo anal. Al menos, durante los años de universidad, se horrorizó cuando Inés le contó que yo me la cogía por el culo. La oportunidad de proponer que me regalara el chiquito se presentó inmediatamente después de retirar mi pene de su ...
... vagina. Ella me dijo con lujuria: –Papi, que cogida tan sabrosa. En compensación estoy dispuesta a hacer lo que tú quieras. Yo no esperé para responder: –¡Bueno mami, me encantaría metértelo en ese culo de diosa que tienes! Ella dudo unos momentos, pero creo que estaba tan excitada que accedió. Eso sí, me advirtió que era su primera vez por allí, de manera que tenía que ser delicado. Yo le pregunté si tenía alguna crema en la cartera y me dijo que tenía un pote de humectante. Le dije que eso serviría. Para darle mayor morbo al asunto, la levante de la cama y la puse delante del potro, apoyando su tronco y dejando parado y al descubierto sus preciosas nalgas. Lo primero que hice fue chuparle un rato el huequito del culo. Eso le produjo muchísimo placer, lo cual facilitó mis primeros intentos de dilatación, metiéndole uno y después dos dedos en el ano. Cuando ya logré que estuviera bastante abierto, unté mi guevo con algo de crema y coloqué la cabeza en la entrada de su culo. Ella estaba un poco nerviosa, pero también muy caliente. Empecé a metérselo milímetro a milímetro, sintiendo como su resistencia cedía. Poco tiempo después ya lo tenía todo adentro. Carolina pegó un alarido, mezcla de dolor y de placer. La visión de aquel culo a la merced de mi verga era prodigiosa. Luego de dejar que se acostumbrar un poco a aquel pedazo de carne metido en su rabo, empecé el mete saca, primero lentamente y luego con más rapidez. Carolina estaba con los ojos en blanco ...