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Cogiéndome a Jacqueline, la hermana de mi novia
Fecha: 23/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Alber, Fuente: CuentoRelatos
... no demasiado inteligente y sin duda uno de esos sujetos de los que uno se pregunta cuál es la atracción que pueden generar en una mujer tan volcánica como Jacqueline. Vinieron las presentaciones de rigor y nos sentamos todos en el espacioso salón en el que la familia solía recibir a las visitas. Yo estaba sentado junto a Fernanda en un pequeño sofá de cuero, sus padres estaban cada uno en una butaca a la izquierda y a la derecha y Jacqueline y el novio se colocaron en una sofá más grande que quedaba justo al frente de mi vista. Es decir, que iba a poder disfrutar de la vista de tan rica hembra durante un buen rato. Lo primero que me pasó por la cabeza al cabo de unos cuantos minutos, luego de ver sentados uno junto al otro a Jacqueline y a Jorge, fue la imagen de los dos tirando salvajemente en el mismo mueble en el que estaban en ese momento. En esta escena imaginaria, Jacqueline estaba sentada sobre Jorge, dándole la espalda, mientras éste le clavaba la verga en la concha y ella gemía como posesa, con las piernas abiertas y las nalgas rebotando sobre los muslos del novio. Esta fantasía me perturbo bastante y me fue difícil concentrarme en las conversaciones banales que se fueron desarrollando a lo largo de la noche, pues no podía quitar mi vista de Jacqueline, especialmente cuando me di cuenta de que sus pezones estaban bastante erectos, al punto de que se podía imaginar no solamente la forma de aquéllos, sino también la de la areola, cosa que me puso como una ...
... moto. También comencé a observar que, no sé si por descuido o adrede (creo que fue más lo segundo, teniendo en cuenta lo que pasó después), en determinados momentos Jacqueline separaba las piernas lo suficiente como para dejarme entrever durante un par de segundos una pequeña fracción de sus pantaletas blancas y de sus muslos de diosa. Noté al mismo tiempo que Jacqueline mostraba una conducta excesivamente amable hacia mí y me ofrecía con bastante frecuencia toda su atención, pero no quise darle demasiada importancia a ese hecho, a pesar de que, repito, su sola presencia me tenía embobado y sentía unas ganas locas de que todos los demás desaparecieran, para poder follármela como loco en cada uno de los rincones de la casa, cosa que, por otro lado, me lucía como una fantasía inalcanzable. Al cabo de un rato pasamos a la mesa y sirvieron la cena, la cual, como era costumbre en esa casa, estaba deliciosa. Mientras comíamos, Jacqueline comentó, con una extraña mezcla de preocupación y picardía, que la computadora que tenía en su estudio le estaba dando problemas y que no había podido resolverlos. Acto seguido, dijo que Fernanda le había mencionado que yo tenía una habilidad especial en cuestiones informáticas y que quizás podría subir con ella a la habitación, una vez terminada la cena, para que la ayudara a solucionar el asunto. Al señor Luis le pareció una idea excelente y me pidió que una vez que nos levantáramos de la mesa acompañara a su hija a la planta alta de la ...