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Amor en criptomonedas V
Fecha: 23/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Peter28, Fuente: TodoRelatos
... sin abrazarlo. Lo dejé en esa maldita gasolinera, con la excusa de que era un grosero egoísta. Pero en el fondo… yo quería espacio. Que me liberara del juicio. Que desapareciera un momento para no tener que enfrentar lo que había hecho. Del dolor cuando le dijera la verdad y viera en sus ojos la decepción —¿Sientes que él desapareció por eso? —Lo sé. Lo vi en sus ojos. Alan se fue porque yo ya no era un lugar seguro. Me convertí en una amenaza. En alguien que podía traicionarlo y después sonreír. Andreu cruzó las piernas con calma. —Margaret, ¿has pensado que tal vez esa noche no fue el origen, sino el síntoma? —¿De qué? —De todo lo que vienes arrastrando. No lo justifico. Pero tú no llegaste a esa villa siendo una mujer libre. Llegaste con cicatrices. Ella frunció los labios, como queriendo resistirse a entender. —Tus padres —dijo Andreu entonces—. ¿Qué pasó con ellos? La respuesta no fue inmediata. Margaret miró la pared durante largos segundos. Luego empezó: — Mi padre empezó a irse cuando cumplí los 18. Se enamoró de una chica más joven. Podía haber sido mi hermana. Era fotógrafa, divertida, espontánea… lo opuesto a mi madre. Durante 3 años siguió en casa, pero cada vez menos, hasta que una mañana marchó. Dijo que no era feliz. Que nos quería pero que no podía seguir fingiendo. — Que sentiste — Primero tristeza, mi padre quería a Alan o por lo menos lo intentaba y hacía de mediador. Pero luego sentí que nos había abandonado, ...
... rechazado. —¿Cómo reaccionó tu madre? —Al principio, con rabia. Después… con dignidad. Siguió trabajando como abogada, parecía fuerte. Pero poco a poco… se fue apagando. Empezó a beber. Primero vino en las cenas. Luego whisky. Luego escondía botellas en la despensa. Un día la encontré dormida en el sofá con una copa en la mano a las tres de la tarde. Después de la pandemia la botaron del bufé y desde entonces, no ha vuelto a ser la misma. —¿Y tú? —Yo me hice adulta. O eso creía. Empecé a cargar con ella. A evitar errores. A controlarlo todo. Por eso ser imperfecta me duele tanto. Porque siento que si fallo… todo se hunde. Andreu se apoyó en el respaldo. —Eso no es amor. Eso es una alarma. Y llevas años escuchándola sin apagarla. Margaret respiró hondo. —A veces pienso que lo que me pasó con Alan fue… karma. Castigo. Por no haber sabido quererlo como se merecía. Como si la vida me dijera: ahora sabrás lo que es estar sola. Tal vez descargué en él, mis frustraciones —¿Te sientes sola? —Sí. Mucho. …. Lo extraño Silencio. La calefacción soltaba un zumbido leve. La ciudad, afuera, parecía más lejana que nunca. El sicólogo se levantó y caminó hasta la ventana, mientras el chirrido suave de la madera bajo sus pies rompía el silencio. Miró al horizonte. —No hay karma, Margaret —dijo Andreu—. Hay consecuencias. Y también hay oportunidades. Has vivido el amor. Has vivido el abandono. Has visto lo que ocurre cuando dejas de ser tú misma. Pero también ...