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Encuentro apasionado
Fecha: 25/12/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Peli, Fuente: CuentoRelatos
... nuestros ojos donde realmente se clavaban era en los voluminosos pechos de mi amante, que bamboleaban alocados en cada uno de sus empujones. Sus gruesos pezones brillantes de sudor, y puede que, de saliva, semejaban dos dátiles maduros que se hacía difícil no morder. Pero ese placer, por ahora, solo estaba reservado a la fogosa policía, la cual se aferraba a ellos con sus manos temblorosas con un ansia más que justificada. Yo tenía la boca seca, y una erección tan considerable como dolorosa viendo los dedos de la agente pellizcar y retorcer sin piedad esos pezones divinos. Por sus movimientos casi podría jurar que note cuando tuvo el orgasmo… pero lo que si sabía de cierto al ver la carita de pena de mi amante cuando la agente la obligo a ponerse de nuevo de rodillas a sus pies es que ella aun no había obtenido el suyo. La agente, con una sonrisa satisfecha, se tomó con bastante tranquilidad lo de ponerse la camiseta de nuevo, mirándonos con cierta insolencia mientras se abrochaba los botones. Sin importarle nada, al parecer, que tanto su compañero como yo viéramos de nuevo sus pechos desnudos… y supiéramos lo que mi amante le estaba haciendo mientras tanto. Y que debía de estar haciéndolo de maravilla, a tenor de su cara de felicidad. Cuando al fin salió del auto, todavía abrochándose los pantalones, su compañero fue a reunirse con ella, a mitad de camino entre ambos automóviles, mientras yo miraba a mi amante limpiándose la boca con el dorso de la mano y una mirada ...
... en sus grandes ojos pardos que tenía mucho mas de anhelo que de inquietud. Después de dialogar unos instantes, la agente vino hacia mí, mientras su compañero se dirigía a mi coche con toda confianza, empezando ya a desabrocharse los pantalones. Capítulo 4: Cuando la agente llego a mi altura lo primero que hizo fue ponerme contra la puerta del coche patrulla y empezar a cachearme. Afortunadamente estaba de frente a mi auto, por lo que pude ver con toda nitidez como permanecía dentro de pie junto al asiento y como la cabeza de mi amante se incrustaba en su entrepierna, empezando a mamar con avidez el trozo de carne descomunal que había vislumbrado fugazmente cuando el corpulento policía se lo puso ante la nariz. La agente, después de constatar lo durísimo que estaba mi aparato, se dedicó a liberarlo de su encierro, pegando contra mi espalda sus durísimos pechos puntiagudos mientras me decía al oído con su voz enronquecida lo bien que le había chupado el conejo mi esposa y lo mucho que había disfrutado con su lengua. Como ambos llevábamos puestos nuestros anillos de casados no quise sacarla de su error, y además dudo de que me hubieran salido las palabras, pues mi garganta estaba seca… no por cómo me masturbaba, ya que lo hacía con bastante rudeza, sino de ver asomar por encima de la puerta de mi coche los pies de mi amante… lo cual, unido al movimiento de caderas del policía me indicaba bien a las claras que la estaba poseyendo delante de mis narices. La viciosa ...