1. Maduro busca amiga. La joven sentía arder su sexo, respondió al señor maduro


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestras vidas con la fuerza de un potro desbocado agitándose en el pecho, un ciclón de sentimiento.
    
    El hombre maduro que ansía poseer a esa mujer joven como objetivo supremo, la mujer joven que busca en la experiencia del hombre ese placer que le recuerda ese primer hombre, el tío de una compañera que la hizo mujer, y que dejó la impronta del placer dentro de su cuerpo juvenil, ese placer que después no supo repetir en las relaciones con hombres de su edad, por eso mismo siempre quedó esa asignatura pendiente de volver a sentirse amada, contenida y gozada por un hombre mayor. Ese pensamiento estaba rondando su cabeza en esos momentos previos de la verdad revelada.
    
    Registrar visualmente la amplia habitación, bonita y acogedora, sin exagerada decoración para el común de las de estos lugares, nada recargada de luces ni espejos, creaba un ambiente discreto y maravillosamente intimista. Ella de espaldas, al otro lado de la habitación, contra la pared opuesta parecía compartir mi evaluación, me sonríe, dulce y tímida. Se estaba gestando el marco propicio para nuestro encuentro sexual, excusa válida y propicia, fragua donde dos cuerpos serían una sola carne, la idealización de ese momento de nocturna soledad escribía el prólogo de la fogosa pasión.
    
    Aunque demostraba seguridad y aplomo también estaba algo nervioso, ella aparenta desinhibida, se movía por la habitación como si fuera su reino, tal vez actuaba, al menos daba la impresión de parecerlo, la situación tenía ...
    ... magia, encanto por lo desconocido, parecíamos dos contrincantes midiéndose, evaluándose para la épica de la pasión.
    
    Tome dos cervezas del frigobar, brindamos, un buen sorbo de cerveza helada fue bálsamo para el ardor interior, nos reímos, ella sentada al borde del lecho yo en un silloncito frente a ella, no hablábamos solo reímos. Hablamos de trivialidades sin dejar de sonreírnos todo el tiempo, casi sin notarlo, una segunda botellita nos fue poniendo en clima más acorde a la situación, momento propicio para un brindis por nosotros, por cómo se había dado la magia de encontrarnos y esta deliciosa locura del acá y ahora.
    
    La rubia malta la había liberado, se dejó caer de espaldas sobre la cama, por momentos se miraba refleja en el espejo del techo como evaluándose los gestos que ensayaba, se lo hice notar y reía rodando en la cama, haciendo mohines y graciosos giros como una niña y sin dejar de sonreír, me aproximo a ella para hacerle un mimo, alarga los brazos y me toma, aprieta sobre su pecho y me da un profundo beso, lleno de humedad y promesas inconfesables.
    
    El contacto con sus labios, húmedos y la lengua activa en mi boca, llenarme de su perfume, sentir su respiración agitada. Se dejó estar sobre el lecho, recostado a su lado contemplando esa espléndida mujer, su serena belleza, la expresividad de los ojos parecen indicar cierto grado de excitación, fija su atención en mí, dice: -Te dejé mi marca, tienes mi rouge en el labio y en la cara. –sonríe y con el dedo pulgar ...
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