1. Maduro busca amiga. La joven sentía arder su sexo, respondió al señor maduro


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... mí, devino una intensa contracción y un profundo suspiro.
    
    -¡Ah!, ¡Ahhhhh! ¡Siii! -me besó en la boca. Ahogaba ese grito de amor comiéndole la boca.
    
    Observaba esa transformación, maravillas del amor, hace poco menos de una hora me había extasiado viendo esa cara llena de formalidad, ahora era la antítesis, poseída por la lujuria, se acerca a mi gateando sobre el lecho, movimiento sinuoso como gata en celo, se deshace del bóxer, toma mi pene, agarra entre sus manos, me observa, se mira en mis ojos, y sin dejar de observarme, comienza a mamar la verga.
    
    Sus gestos hablan del gusto que le produce hacerme gozar, sabe masajearlo, chupar, lento, despacio, rápido, violento, varía tiempos e intensidad, no pude precisar cuánto tiempo dedicó a mamarse al hombre mayor, deleitándose contenido en su cálida boca.
    
    Ordené: - ¡Quiero sentirte bien perra!
    
    Accede, obedece, parece saberlo todo, decodificar el mensaje, mirada espesa y sumisa, disfruta recibir las órdenes del hombre mayor, la entrega incondicional. Sus manos entienden el lenguaje de la calentura, continúa sacudiendo mi verga, siente la rigidez y los latidos que precede a la erupción, sin alterarse ni contraerse, se queda conteniendo al glande en su boca, lamiéndola. Se dejó hacer, el movimiento pélvico anticipa el momento supremo. El primer chorro ardiente golpeó en el fondo de su boca, un segundo y un tercero descarga mis ganas sobre su lengua. Un destello en sus ojos agradece el final feliz, me regala el placer de ...
    ... verla tragarse mi semen, relamerse los labios fue el plus del agradecimiento.
    
    Sus ojos decían lo que no podían sus labios, prolongaba el placer, sentía y comprendía los latidos de la carne volviendo al estado de relax, apreciaba ese momento que el hombre se guarda para sí, quería compartir ese momento conmigo. Nos miramos, nos entendíamos como conocidos de toda una vida.
    
    Me salí de ella, seguía arrobado por la expresión de sus ojos, con un dedo limpio el borde del labio, el color del rouge era solo un vago recuerdo, pero aún faltaba una caricia a mi ego de macho poderoso, el movimiento de la glotis al tragarse la esencia de mi masculinidad, degusto el licor del hombre mayor como el mejor y más delicioso elíxir.
    
    Después del goce de ser mamado, fui al jacuzzy.
    
    - ¡Papi!, ¡no me invitaste! ¡Qué malo!
    
    La invité con un gesto.Jugando en el agua burbujeante, como dos niños. En medio del juego, el miembro retomó protagonismo, se hizo notar, tan pronto lo notó se agachó y comenzó una caricia bucal, ¡Qué bien lo hace!, luego se levanta, arquea la cadera y se vuelca sobre el borde, apoyando las palmas, empinando las nalgas, ofreciéndose a su macho.
    
    Los abundantes jugos, vaginales hacen todo fácil, solo necesite aproximarme y colocarla en la puertita, tomarlas de la cintura, afirmarme y en un solo envión entré todo en ella. Estaba preparada para una penetración intensa, el movimiento se torna por momentos convulsivo, nos sacudimos con el apremio del deseo.
    
    Como el piso ...
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