1. Maduro busca amiga. La joven sentía arder su sexo, respondió al señor maduro


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... se pone resbaladizo, salimos de la bañera, la retuve de la cintura, apoyada contra el lavatorio, la curva pronunciada de sus caderas ofrece un nuevo ángulo de erotismo, nueva posición de ataque a su deseo. Nuevamente esa vibración de su cuerpo se transmite en ligeros latidos vaginales, suave balanceo que se agita hasta el gemido profundo que delata su primer orgasmo con el pene como artífice, no le aflojo al movimiento y deviene un segundo round en la intimidad de la hembra.
    
    La humedad del piso y la posición pone en peligro la estabilidad de los danzarines, es prudente dejar ese escenario y continuarla en el tálamo del amor. Ella va delante, camina cadenciosa y sensual, promesa de nuevos placeres, llega, se deja caer de bruces sobre el lecho, tendida sobre la cama, el culo bien empinado, adoptó esa posición como leyendo mi mente, le acerco una almohada, acomoda debajo de su vientre, le permite estarse elevada con menor esfuerzo.
    
    Entré en ella, se sacudió toda, la impulse hacia arriba, tal vez un poco brusco o la intensidad de la penetración fue la que desplazó su cuerpo en la cama, totalmente acoplados, enterrado en sus entrañas hasta donde lo permiten los límites de su anatomía. De ahí en más todo fue ritmo y movimiento continuo, entrar y salir, empujar y retroceder, se deja llevar por mi pasión y por la salvaje intromisión, se agarra a las sábanas, siente como se abre su sexo, sabe aprisionarme, hacerme sentir sus músculos en el ejercicio de mujer activa.
    
    Su sexo ...
    ... me aprieta en la entrada y cede en la salida, el delicioso proceso del goce tiene un límite, el nuestro también. Se muestra dispuesta a llegar a la estación del éxtasis, espera el tren arrollador que se desliza por el túnel de su sexo, agita la bandera de aviso una vez, la maquinaria del amor está presta a arribar a la estación en el tiempo convenido.
    
    Un solo gemido, gritado a dúo, festejó el arribo triunfal, la bienvenida de ella fue apoteósico, el espeso semen hizo sentir en sus carnes cuando sus gemidos de orgasmo se encuentran con el bufido del hombre que se vacía en su vagina.
    
    Nos quedamos, quietos, muy quietos, hasta que los latidos de su vagina y del miembro fueron un recuerdo. Me dejé derrumbar de costado, a su lado, en silencio, en cucharita, sintiendo su espalda húmeda contra mi pecho, la convexidad de sus glúteos acoplados en la concavidad de mi pubis hasta que los temblores de la épica gesta fueran desapareciendo, los ritmos respiratorios y cardíacos a niveles normales. En silencio, cada uno en lo suyo estaba haciendo su viaje interior, memoria de los últimos momentos, un renovado placer nos embargaba al recordar las imágenes aún latentes en el sexo.
    
    La ducha nos recibió, tomados de la mano entramos y gozamos de la caricia del agua, nos secamos el uno al otro jugando como dos novios. Una nueva cerveza nos acompañó en una charla matizada por besos, caricias y sonrisas.
    
    Ella me volvió a confiar que jamás había pensado en hacer algo como esto, para nada lo ...
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