1. Benditas sean las tetas


    Fecha: 20/02/2019, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... acerque a ella para, de manera muy disimulada —poniendo ambos cara de estar contándonos confidencias o teniendo una charla graciosa más que íntima— rozar con el dorso de la mano con la que sujeto la taza de café sus increíbles tetas, o pasar los dedos de la otra mano por el lateral de su cadera, intentando acercarme al culo, o poniendo ella su mano en mi pecho durante unos instantes, e incluso rozando accidentalmente mipaquete con uno de sus brazos o manos. Es bastante más baja que yo, así que tengo una perspectiva estupenda y me pongo ciego mirando sus escotes y, en ocasiones, bajo la cabeza y puedo posar los labios un instante en su cabello castaño oscuro, que casi siempre lleva al estilopelo frito,medianamente largo, teñido en distintos tonos de rubio, con hebras rojizas, cobre, caoba.
    
    —¿Me darás un capricho?
    
    —No sé si te lo has ganado
    
    —Antes de subir al coche quítate el sujetador, ¿vale?
    
    Sonríe de manera beatífica, damos por terminado el café y esta fase de calentamiento, que me tiene ya con la polla algo más quemorcillona,lo que permite a Marga gastarme, al oído, una de sus bromas habituales.
    
    —Vaya, parece que te estás poniendo palote. Queda mucho para esta tarde, igual tienes que telefonear a tu ex a ver si viene a aliviarte con una de sus mamadas especiales
    
    Desde que le conté a Marga las preferencias de Luisa y su habilidad en el sexo oral, no deja de lanzarme alguna que otra pullita al respecto. Si supiera que su hija Blanca también me come la polla ...
    ... de una manera excepcional… No quiero ni pensar lo que pueda pasar el día que se entere.
    
    A la hora de comer hemos salido del edificio de la empresa con un grupo de compañeros y compañeras para comer en un mesón cercano en donde cocinan bien y a buen precio. Somos muchos, así que tenemos que cortarnos de hacer demostraciones de cariño o de deseo por mínimas que sean, aunque Marga está en su salsa sabiendo que todos los tíos del local están pendientes de los botones desabrochados de su camisa y de la minifalda vaquera. A mí me excita desde siempre que las mujeres lleven ropa vaquera, y Marga me da el capricho a menudo. Me sonríe discretamente, sabe que yo no pierdo detalle de ella.
    
    Unos minutos antes de la hora de salida se detiene un momento en la puerta siempre abierta de mi despacho y me hace ver que va al aseo con su bolso, señal que se va a quitar el sujetador. Vuelve sonriente hablando con otra de las secretarias y ni me mira, pero veo que hace un gesto como para levantar las tetas, de manera que sé que ya va sin sostén, lo que es muy evidente. Yo me apresuro para estar rápidamente en la puerta norte del aparcamiento de la empresa. Tengo ganas de hembra, tengo ganas de Marga.
    
    Ya no cierra los muslos con fuerza cuando intento tocarle el sexo. Se ha reído ante mi insinuación de que quizás debería quitarse las bragas antes de salir de la oficina cuando quedemos —sí, hombre, con lo que yo me mojo y lo cachonda que me pones con tus jueguecitos, voy a poner el asiento ...
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