Benditas sean las tetas
Fecha: 20/02/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... del coche asqueroso, y si siempre pongo una toalla, Alfonso va a darse cuenta—y sólo cuando se detiene en un semáforo esconde las desnudas tetas, más o menos, con la abierta camisa. Si me parece que desde otro coche han visto que luce sus grandes pechos, se lo tengo que decir, porque eso le encanta, da igual que sea o no verdad —a veces me invento que la han estado mirando— es otro elemento más que le pone todavía más cachonda, lo que provoca que de manera más o menos inconsciente dé suaves grititos, leves jadeos de excitación y ruiditos que parecen ronquidos. Se pone a mil.
En el garaje de mi casa estamos varios minutos besándonos guarramente, con mucha lengua y mucha saliva, recorriéndonos las encías y los dientes, chupando nuestras respectivas lenguas, apretando con los labios. Llega ya el momento de sus tetas, que no he dejado de acariciar suavemente en todo este rato, mientras sus manos se han entretenido en acariciar mipaquetepor encima del pantalón. Apenas me deja mamarlas un minuto, la tentación de quedarnos dentro del coche es muy grande por su parte, dado que puede vernos cualquier vecino y eso le encanta, pero esta vez quiere que me la folle en la comodidad de mi cama.
Dentro del ascensor se muestra como una dócil muchachita a la que mamo sus pezones y acaricio el coño con intensidad, sin parar ni un momento, recreándome escuchando sus jadeos y grititos, oyendo como me empieza a insultar de manera casi callada, todavía en voz muy baja:
—Lo que me haces, ...
... cabrón, qué malo eres, cómo te aprovechas; me pones perra, muy perra
Palabra mágica, cuando Marga empieza a llamarseperra a sí misma es que está muy cachonda, mucho, mucho.
Nada más cerrar la puerta de mi casa me pide que me desnude por completo mientras ella hace lo mismo en apenas dos segundos.
—Te pasas de listo y aprovechado, te pones ciego con mis tetas, pero a mí no me dejas que te coma los pezones, con lo que me gustan
Es habitual que cuando ya está tremendamente cachonda, Marga tome una actitud más bien sumisa, en la manera de hablar —a pesar de los insultos y palabras malsonantes que pueda utilizar— en algunos gestos y en cederme la iniciativa prácticamente por completo. Sus quejas y lamentos no son más que una manera de pedir todo aquello que le pone, incluyendo el hecho de ser manejada con cierta dureza verbal.
—Ven mi perra, juega con mis pezones, vamos, como a ti y a mí nos gusta
Sube las manos hasta mis hombros y se agarra a ellos con fuerza, acerca la cabeza a mi pecho —siempre con los ojos cerrados, porque desde el momento que se quita las gafas apenas ve— y rápidamente comienza a lamer mis pezones, suavemente, con mucha saliva, pasando de uno a otro según le apetece, y dándome suaves golpecitos con su pubis a la altura de mí ya crecida polla. Yo suelo poner ambas manos en los carrillos de su culo, apretando lo suficiente como para que los dos seamos conscientes de nuestros sexos. Después de unminuto empieza a marcar levemente la mordida en los ...