1. LA TARDE AQUELLA EN QUE QUEBRÓ MI HOMBRÍA


    Fecha: 15/08/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... hasta que consiguió la erección plena. ¡Qué envidia sentí en aquel momento! ¡Qué no daría yo por tener unos genitales como aquellos! Noté pronto que su excitación llegaba al punto más álgido, porque me abrazó con fuerza y, acercándome su cara, me ofreció, tembloroso, su boca. Un sentimiento de gratitud por su solicitud conmigo me llevó a acercar mis labios a los suyos entreabiertos y, en un suspiro, se enlazaron nuestras lenguas. El temblor de su cuerpo, que se apretaba al mío, me anunció la catarsis: una sacudida nerviosa y un largo gemido de gozo dio paso, al momento, a un torrente de semen, que escapó a borbotones de aquel caño de fuego, como un río de lava candente. Me tuvo así, estrujándome fuerte y con el alma en sus besos, hasta vaciarse entero. Fue allí, bajo el chorro reparador del agua, donde contemplé en todo su esplendor la turgencia y la potencia de su sexo. Y fue allí también cuando la natural y la humana comparación entre los suyos y los míos me hizo tomar conciencia, por vez primera, del tamaño pírrico de los atributos con que quiso obsequiarme la ...
    ... naturaleza. Impulsado por un fuerte deseo, me desprendí de sus brazos, salí de la ducha y me vestí en silencio. De repente había sentido una necesidad incontenible de huir de aquel lugar y, más que eso, de escapar de mí mismo y de acallar los reproches de mi conciencia. Un apresurado apretón de manos y un “hasta luego”, mientras buscaba azaroso la salida, puso el sello a nuestra despedida. Con las últimas luces del crepúsculo, agobiado y confuso, emprendí el camino de vuelta a casa. En el trayecto, trataba de ordenar mis pensamientos, de encontrar las razones que me habían llevado a vivir una práctica hacia la que jamás había tenido inclinación; el abatimiento no me permitía pensar, pero aquel incidente, al que me condujo la curiosidad, había roto mis esquemas, dejando en mi mente una gran zozobra y en mi alma demasiadas sombras. Ya han pasado algunos años. Con ellos se han ido sensaciones, emociones y vivencias de otro tipo y de otros tiempos; sin embargo, ha quedado en mi mente, grabado a fuego, el recuerdo agridulce de la tarde aquella en que quebró mi hombría. 
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